Cuando nos sentamos delante de un ordenador, o nos obsesionamos con el teléfono móvil, no nos imaginamos las numerosas adicciones que estos bichos tecnológicos provocan a diario. Claramente aportan grandes beneficios a nuestra rutina, pero cuidado con los riesgos

Sentarte frente a un ordenador pude llevarte a ciertas locuras incontroladas. Y no, no es por exagerar, millones de personas sufren fuertes problemas psicológicos por una falta de control ante la tecnología. Te puede provocar una pérdida de la noción del tiempo y junta a ella se produce un riesgo de aislamiento que puede acabar con tu vida personal.

Son fundamentales en horario laboral, pero hay que saber huir de ellos en el tiempo libre. El mundo de las redes está repleto de contenidos que pueden derivar a enfermedades más serias como la ludopatia. Los contenidos pornográficos, los juegos virtuales, pueden acabar quebrando las bases de tu vida y llevarte al exceso.

Además, este tipo de contenidos van unidos a una incitación al consumo, a la pura inversión. Muchas familias han acabado en la ruina y en serios problemas por un descontrol de gastos a través de internet. Y no solo es culpable la persona física que consume. La seguridad es muy limitada, el robo de contraseñas está a la orden del día y la suplantación de identidad puede llegar a producirse.

Todo este mundo de gadgets está ligado a una actualización constante, a crear en el cliente la necesidad de estar a la última. Aquí vuelven a aparecer grandes inversiones de dinero, la descarga de aplicaciones en masa, servicios de un coste elevadísimo e incluso mentiras.

Porque el problema más serio de todo esto reside ahí, en el aislamiento, la falsificación de información. Síntomas duros, preocupantes y similares a los de cualquier droga. Los colectivos más frágiles son los niños y los adolescentes. Unos por aquello de la inconsciencia y otros por ser quien verdaderamente quieren ser.

Eso sí, nadie se escapa a la era digital y esta noticia no busca crear el pánico, sino recordar que no es oro todo lo que reluce. Estar al día de las novedades tecnológicas está muy bien si se sabe controlar y separar de tu vida como persona humana. No acabes contaminado entre cables y microchips, aprovecha el mundo real que es lo que importa.