Por qué el sentirte poderoso hace que veas a los demás como inferiores a ti

Cuando estaba en la Universidad de Columbia, Andy J. Yap realizó un simple experimento. Tras manipular los estados emocionales de varios sujetos para hacerlos sentir poderosos o débiles, Yap les pidió que adivinaran la estatura  y peso de los otros al verlos en persona y en fotografías, y encontró que:

Cuando la gente se siente poderosa o menos poderosa, cambia su percepción de los otros”, dijo Yap, ahora investigador de posdoctorado en MIT, a Brian Resnick del National Journal.

Resulta que juzgamos el poder de los demás, en contraste con el nuestro, por lo que cuando nos sentimos poderosos, los otros nos parecen menos. La percepción de la ausencia de poder y la pequeñés están relacionadas en nuestra mente, después de todo los directores de la empresas tienden a ser más altos que el promedio y se estima que por cada pulgada que una persona es más alta que el promedio, gana 789 dólares más por año.

En el estudio, ciertamente, la gente poderosa juzgó que los demás eran más bajos que lo que en realidad eran, la conclusión de Yap es un hecho científico que ilustra adecuadamente lo que hemos sabido por anécdotas durante mucho tiempo: el poder se le sube a la cabeza a la gente.

Una década de investigación sobre el poder y el comportamiento muestra que hay manera para predecir cómo la gente reacciona al poder, que se puede definir como la habilidad de influír a los otros. Mientras que el poder en los gobiernos y en el mundo puede ganarse a increíbles costos, en el laboratorio es más sencillo. Pedirle a una persona que recuerde un momento en el que él o ella se sintió poderoso, puede hacer que lleguen a ese estado.

Por eso, hay un juego llamado “Juego del dictador” en el que el participante es poderoso porque tiene la decisión de distribuir compensaciones a los otros participantes. Los investigadores incluso han descubierto que alguien puede sentirse poderoso tan sólo por ser puestos en una posición dominante o expansiva. Por ejemplo, un atleta cuando gana algo importante: brazos extendidos, espalda arqueada. Incluso los atletas ciegos ponen la misma posición cuando obtienen la victoria, y no lo aprendieron por ver a alguien. Es así de fundamental.

El poder no corrompe; libera”, dijo Joe Magee, investigador del poder y profesor de administración de la Universidad de Nueva York al National Journal.

Esto se manifiesta de diferentes modos. En principio, los poderosos aparentemente son menos propensos a tomar en cuenta las perspectivas de los demás, en un experimento, se canalizó a los participantes para que se sientan o no poderosos, y después se les pidió que se escribieran la letra E en la frente, la letra puede escribirse para que se lea correctamente para los demás o para la persona que la escribe. En este caso, la gente con poder, dos de cada tres veces, escribe la letra E al revés, para los demás. Es decir, con mayor frecuencia escribían una letra que sólo podían leer ellos mismos.

Esto significa que la gente con poder no sólo toma lo que quiere porque puede hacerlo impunemente, sino también porque tienen la intuición de que tienen el derecho a hacerlo. Por el contrario, la gente que no tiene poder no sólo fracasa en obtener lo que necesita porque no se le permite tomarlo, sino también porque tiene la intuición de que no tiene derecho a hacerlo.

¿Qué puede hacer la gente poderosa con esta información? Los investigadores sugieren que saber cómo el poder influye la mente, puede crear consciencia, es decir, si alguien que tiene poder, sabe que él o ella frecuentemente menosprecia a la gente y no toma en cuenta sus ideas, quizás puedan hacer lo contrario.

Yap, inlcuso, siente empatía con los déspotas.

Así que cuando la gente dice este líder, este dictador es corrupto porque tiene poder, yo veo que es humano y que puede estar influído por los efectos psicológicos del poder de una manera desconocida para él”, concluyó el investigador.

Fuente: Quo