“No tengo miedo de decirle al mundo quién soy. Soy Michael Sam: graduado universitario. Soy afroamericano y soy gay”.

Esta declaración ofrecida a dos medios de comunicación en Estados Unidos –ESPN y The New York Times– podía pasar como una salida del clóset más si no fuera por los detalles que rodean a su protagonista.

Michael Sam, de 24 años, es un jugador de fútbol americano colegial que aspira a convertirse en jugador de la Liga Profesional del Fútbol Americano, la NFL.

Si es seleccionado por algún equipo de la NFL en el draft -sorteo de reclutamiento- del próximo mes de mayo, Sam se convertirá en el primer deportista abiertamente homosexual activo en una de las llamadas Cuatro Grandes Ligas del país: baloncesto, béisbol, hockey sobre hielo y fútbol americano.

“Comprendo cuán grande es esto”, reconoció el jugador. “Es algo grande. Nadie lo ha hecho antes. Y es un proceso un poco nervioso, pero sé lo que quiero ser… quiero ser un jugador de la NFL”.

Las declaraciones de Sam causaron un gran revuelo en el mundo del deporte y más allá, hasta alcanzar el terreno político. Hasta la primera dama, Michelle Obama, compartió su opinión a través de la red social Twitter: “No podríamos estar más orgullosos de tu valor, tanto dentro como fuera del campo”.

Prácticamente todas las reacciones siguieron esta línea, pero ¿está preparado el fútbol americano profesional -y el universo que lo rodea- para aceptar al primer jugador que se declara gay?

“Deporte de hombres”

Desde la NFL, pareciera que sí. “Admiramos la honestidad y coraje de Michael Sam”, señaló el vicepresidente de comunicaciones de la organización, Greg Aiello, en un comunicado.

“Michael es un jugador de fútbol americano. Cualquier jugador con habilidad y determinación puede tener éxito en la NFL. Ansiamos la oportunidad de dar la bienvenida y apoyar a Michael Sam en 2014”.

Sin embargo, en condición de anonimato, varios ejecutivos de la NFL expresaron su recelo a la revista deportiva Sports Illustrated. Consideran que la orientación sexual de Michael Sam será un obstáculo en su camino hacia la NFL y supondrá una “distracción”.

Algunos de los tuits que circularon este lunes por las redes sociales refuerzan esta visión. Si bien, en general, los jugadores de la NFL mostraron su admiración y respeto por el gesto de Sam, los que se atrevieron a expresar sus reticiencias, se centraron en lo delicada que puede ser la situación en el vestuario.

@DraytonFlorence, por ejemplo, escribió: “Sin comentarios, pero puede ser una distracción en el vestuario” aunque añadió: “Al menos es sincero sobre el tema, mucho respeto”.

Días antes de conocerse la declaración de Michael Sam, el jugador de los Santos de Nueva Orleans Jonathan Vilma manifestó su recelo ante la presencia de compañeros gays en el vestuario: “No creo que fuera algo tan aceptado como se puede pensar en un principio. Y no es porque seamos homófobos, Pero a la hora de desvestirnos o ir a la ducha, si el compañero de al lado es gay, ¿qué vamos a pensar?”.

“En las próximas décadas será aceptable pero, en este momento, sigue siendo un deporte de hombres”, le dijo a Sports Illustrated un ejecutivo que no quiso ser identificado.

En este sentido, desde Athlete Ally, una organización que aboga por erradicar la homofobia y transfobia en el deporte, reconocen que hay mucho trabajo que hacer.

“Especialmente en el fútbol americano, en el que la masculinidad es tan importante y se hace tanto hincapié en ser ‘un hombre, un verdadero hombre’, es muy común que se recurra a insultos sobre la sexualidad de una persona para descalificarla”, dice Sam Marchiano, directora de participación de Athelte Ally.

La reacción de la grada

Gary PinkelGary Pinkel, entrenador de Sam en Misuri, lo respaldó en todo momento.

Cabe preguntarse tambíén cuál puede ser la reacción de los espectadores, seguidores de un deporte que aparece tan vinculado a la hombría de sus protagonistas.

“Hay una cuestión con los fans”, sostiene Marchiano. “El fútbol americano es, de lejos, el deporte más popular en EE.UU. y sus seguidores son muy diversos, con opiniones y puntos de vista variados.

“Habrá fans incluyentes e ilusionados con esta noticia y otros que estén al otro lado del espectro”.

De momento, los seguidores del equipo colegial de la Universidad de Misuri donde Sam jugó hasta ahora, y donde fue elegido jugador más valioso por sus propios compañeros, no dejaron de mostrarle su apoyo, también después de conocer su orientación sexual.

“Los fans que lo han visto en el campo y han sido testigos de lo buen jugador que es están emocionados y felices”, explica Marchiano.

“Esperamos que reciba la oportunidad de demostrar sus capacidades en la NFL. Cuando te desempeñas en el terreno de juego, puedes cambiar rápidamente las mentes y los corazones”.

Oportunidad de juego

“Especialmente en el fútbol americano, en el que la masculinidad es tan importante, es muy común que se recurra a insultos sobre la sexualidad de una persona para descalificarla” – Sam Marchiano, directora de participación en Athlete Ally

El caso de Michael Sam ha recordado a otro deportista que se declaró gay el año pasado pero que, desde entonces, no ha vuelto a las canchas de juego.

Se trata de Jason Collins, jugador con 12 años de experiencia en la asociación nacional de baloncesto, NBA, que en abril de 2013 se proclamó homosexual en una carta publicada en la revista Sports Illustrated.

En aquel momento, Collins –exjugador de los Wizards de Washington- no militaba en las filas de ningún equipo, era un agente libre. Todavía no tiene equipo. Hay quienes se preguntan si la falta de ofertas está relacionada con su salida del armario o si se debe, exclusivamente, a una cuestión de mérito deportivo.

En el caso de Michael Sam, joven, designado defensa del año en 2013 por la prestigiosa Southereastern Conference –SEC, la principal liga del fútbol americano colegial- y con un futuro prometedor, sería más difícil justificar que ningún equipo lo seleccione en el draft de mayo.

Y ahí radica la clave.

“Más allá de toda las respuestas positivas que está recibiendo, que son maravillosas, Michael Sam tiene que aterrizar en un equipo de la NFL para que esto se pueda considerar un punto de inflexión”, precisa Sam Marchiano, de Athlete Ally.

“Alguien tiene que elegirlo y darle la oportunidad de jugar. Esa será la prueba definitiva y creo que es lo más importante”, subraya.

Estadio de fútbol de la Universidad de Misuri

Los seguidores de los Tigres de Misuri escribieron el nombre de Sam en la nieve.

(BBC)