Podría haberse llamado «El Gran Libro Gordo de Annie Leibovitz». Primero por sus dimensiones, que le dan el nombre de SUMO (50×69 centímetros y 476 páginas), Segundo, porque en él se recogen sus cuarenta años de carrera. Que se dice pronto.

Nació en Connecticut hace 64 años. Por aquel entonces nadie se imaginaba que la pequeña Anna-Lou Leibovitz iba a convertirse en la fotógrafa mejor pagada del mundo. Durante su adolescencia se decantó por la música y la pintura, pero tras su primera visita a un cuarto oscuro se enganchó definitivamente a la fotografía. Su padre era militar, y por su profesión Annie tuvo oportunidad de trabajar en distintos puntos del planeta, incluida una excavación arqueológica en Israel en 1969. Lo curioso es que sólo cuatro años más tarde se convertiría en la jefa del departamento de fotografía de Rolling Stone. Y sólo había trabajado tres años para la revista.

Comenzó entonces a regalarnos imágenes que han pasado a la historia, hasta el punto de que Hillary Clinton asegura que es una de las grandes cronistas de Estados Unidos. Porque el trabajo de Annie incluye la última fotografía que le hicieron a John Lennon (esa en la que está desnudo acurrucado junto a Yoko Ono) y la del helicóptero de Nixon abandonando la Casa Blanca después de dimitir como presidente. Suya es también la de George W. Bush y su gabinete después de los atentados del 11-S, y suya es la de Gorbachov sentado en un coche ante los restos del Muro de Berlín. Annie también fue a la guerra (a la de Sarajevo y a la de Ruanda), y delante de su objetivo ha posado la mismísima reina Isabel II.

La otra cara de esta fotógrafa es la de los sueños. Nadie como ella consigue mezclar la realidad y la fantasía en sus fotografías, y nadie como ella sabe trasladar a otro mundo a cualquiera que contempla sus imágenes. Desde que comenzase a trabajar para Vanity Fair en 1983, nos ha regalado las instantáneas más características y especiales de las estrellas de Hollywood.

Inolvidable es también el trabajo que realizó en 2007 para la campaña de Disney, e icónicas cada una de las imágenes que realiza para las de Louis Vuitton. Lo mejor es que aunque hayan pasado 40 años y sea el momento de hacer repaso, nos queda Annie Leibovitz para rato.

(HarpersBazaar)