Científicos demuestran que las antiguas practicas de yoga ayudan prevenir las enfermedades vinculadas al estrés, influyendo en la actividad cerebral y genética.
“Hay un efecto biológico real”, afirma Denninger, uno de los pioneros en este área. “Los procesos que se producen cuando se medita tienen efectos en todo el cuerpo, y no solo en el cerebro”, señala.
Así, las prácticas de meditación bastan para mejorar la expresión genética implicada en el metabolismo y la secreción de insulina, así como para reducir la expresión genética relacionada con la respuesta inflamatoria y el estrés. Incluso se registraon efectos entre los novatos, subrayan los científicos.
Según Denninger, los resultados de sus estudios podrían llevar a los médicos a replantearse el uso de métodos alternativos para hacer frente a ciertos enfermedades inducidas por el estrés, desde la hipertensión o depresión hasta el proceso de envejecimiento.
Mientras tanto, Harvard no es el único centro científico donde ya se examinan los efectos beneficiosos de yoga.
En un estudio publicado el año pasado, la ganadora del Premio Nobel Elizabeth Blackburn y científicos de la Universidad de California demostraron que 12 minutos de meditación al día durante ocho semanas aumenta la actividad de la telomerasa en un 43%, lo que sugiere una mejora en el envejecimiento inducido por el estrés.