Un distrito escolar suburbano de Los Ángeles, Estados Unidos, ahora está analizando los mensajes públicos en las redes sociales hechos por estudiantes de secundaria y bachillerato, en busca de posible violencia, uso de drogas, intimidación, ausentismo escolar y amenazas suicidas.
El distrito en Glendale, California, le está pagando 40.500 dólares a una compañía para que monitoree e informe sobre las publicaciones que 14.000 estudiantes de secundaria y bachillerato hacen en Twitter, Facebook y otras redes sociales, durante un año.
A pesar de que las críticas comparan esta forma de monitoreo a acoso por parte del gobierno, las autoridades de la escuela y la empresa que contrataron dicen que el propósito principal es la seguridad de los estudiantes.
Al darle inicio al año escolar este otoño, el distrito formalizó el contrato luego de haberle pagado a la compañía, Geo Listening, 5.000 dólares la primavera pasada para llevar a cabo un proyecto modelo para monitorear a 9.000 estudiantes en tres escuelas superiores y una escuela secundaria. Entre los resultados podemos mencionar una intervención exitosa con un estudiante “que estaba hablando de ponerle fin a su vida” en sus redes sociales, indicó Chris Frydrych, director ejecutivo de la compañía.
Esa intervención fue importante porque dos estudiantes del distrito cometieron actos de suicidio en los últimos dos años, dijo el Superintendente Richard Sheehan. Los suicidios ocurrieron en una época en la que California había disminuido los servicios de salud mental en las escuelas, dijo Sheehan.
“Pudimos salvar una vida”, dijo Sheehan, agregando que los dos suicidios recientes no eran algo fuera de lo común para los distritos escolares. “Éste solamente es otro camino para abrir el diálogo con los padres acerca de la seguridad”.
En otro incidente reciente, un estudiante publicó una foto de lo que parecía ser una pistola, y una investigación posterior determinó que el arma era falsa, dijo Sheehan.
No obstante, las autoridades de la escuela hablaron con los padres del estudiante, quien no fue disciplinado, dijo el superintendente.
“Tuvimos que hacerle ver cuáles eran los peligros de publicar fotos como esa”, dijo Sheehan. “Él era un buen chico… La situación terminó bien”.
De hecho, ningún estudiante ha sido disciplinado bajo el monitoreo, pero sí se hará, si los analistas encuentran un mensaje que garantice un acto, como una amenaza de tiroteo en el campus, expresó Sheehan esta semana.
“Ahí, la policía se involucraría. Esa sería una situación en la que la disciplina vendría como consecuencia”, indicó.
La compañía de Frydrych examina las publicaciones en redes sociales de estudiantes de Glendale que tienen 13 años en adelante -la edad en que no se requiere el permiso de los padres para tener la forma de monitoreo que la escuela ha contratado- y envía un informe diario a los directores sobre aquellos comentarios de estudiantes que podrían ser causa de preocupación, dijo Frydrych.
La compañía no va a revelar los métodos y prácticas que utiliza para reunir los mensajes de los estudiantes, pero sí utiliza palabras claves en sus búsquedas. La compañía tampoco reveló cómo confirma que los jóvenes en realidad son estudiantes del distrito.
Para hacer el trabajo, Frydrych contrata no más de 10 personas a tiempo completo, así como un “gran número” de trabajadores contratados alrededor del mundo, quienes laboran un máximo de cuatro horas al día porque “el contenido que leen es muy oscuro e intenso”, indicó Frydrych.
“Más que todo, son niños cuyas vidas penden de un hijo”, dijo Frydrych, “y sus publicaciones van dirigidas a personas que están en la misma situación”.
Se negó a revelar cuántas escuelas han contratado a su compañía, fundada en enero en Hermosa Beach, California. Frydrych se ha dedicado a darle servicios de tecnología a distritos escolares durante los últimos 10 años.
Geo Listening también monitorea si los alumnos están hablando del uso de drogas, faltar a clases o violencia. La compañía incluso establece si los alumnos están utilizando su teléfono inteligente en clase, dijo Frydrych.
Mientras muchas personas critican el hecho de que las escuelas de Glendale hayan contratado estos servicios, y lo catalogan como invasión a la privacidad, Frydrych dice que su compañía ayuda a las escuelas a disminuir el “abismo” de la comunicación en una era digital.
“Los padres y el personal de los distritos escolares no pueden escuchar de manera eficaz la conversación en el lugar en que ésta se desarrolla en la actualidad”, dijo Frydrych. “La noción de hablar en clase es tan anticuada como un Studebaker, sin ofender a los fabricantes del auto”.
“¿Cuándo fue la última vez que un niño fue enviado a la oficina del director por hablar mucho en clase? No creo que suceda tan a menudo. Así que repetidamente veíamos cómo el abismo se agranda entre la manera en que los estudiantes se comunican y la habilidad de decirle a los adultos lo que estaba ocurriendo en sus vidas”, indicó. “Pensé que podríamos hacer algo para disminuir esa brecha”.
Sin embargo, algunos expertos en medios digitales y privacidad están en desacuerdo.
“En esencia, lo que estamos viendo es que el gobierno ha contratado a alguien para que se entrometa en los redes sociales de los niños”, dijo Lee Tien, abogado principal para Electronic Frontier Foundation, una organización no lucrativa que defiende la privacidad, la libre expresión y los derechos del consumidor.
“Cuando el gobierno, y las escuelas públicas que son parte del gobierno, realiza cualquier acto que cruce los límites y en realidad va y obtiene información de las personas lejos de la escuela, eso resulta inaceptable”, dijo Tien.
Él no está de acuerdo con los trabajadores de la escuela que dicen que sólo están monitoreando los mensajes públicos.
“Las personas dicen que eso no es privado: Es público en Facebook. Mi opinión es que esa es la interpretación que les conviene. La pregunta es ¿qué está haciendo la escuela? No se está topando con los estudiantes, como un maestro que se encuentra con un alumno en la calle. Aquí lo que vemos es que la escuela está enviando a alguien a observarlos”, dijo Tien.
Sandy Russell, presidenta de la Asociación de Padres y Maestros del distrito dijo que los padres tienen muchas dudas respecto al monitoreo, un tema que será abordado más adelante este mes, cuando el superintendente tenga su participación regular en una reunión de la asociación.
Los padres quieren saber cómo y por qué estamos haciendo esto, dijo Russell.
“Si esto ayuda a un niño en una situación difícil -ya sea por bullying o estrés- y si resulta beneficioso, cualquier padre estaría feliz de recibir la ayuda. ¿Pero cómo esta ocurriendo eso?” dijo Russell.
“Cuando encuentras algo que te preocupa, ¿qué haces? ¿Te acercas al niño, con o sin los padres? ¿Qué significa esto? Cuando las personas no tienen información, se inventan posibles escenarios”, dijo Russell. “Algunas de las preocupaciones que he escuchado es qué pasa cuando los niños hace un mal comentario sobre un maestro, ¿se meterán en problemas? Entiendo que eso no es posible en lo más mínimo”.
El Superintendente Sheehan dijo que los niños no serán disciplinados por hacer críticas comunes.
“En cuanto a cualquier comentario que hagan respecto a los maestros, siempre que sea apropiado, será ignorado”, indicó.
La compañía de Frydrych no se mete a las publicaciones privadas de los alumnos, ni a su correo electrónico o mensajes de texto.
“Me parece interesante que las personas pregunten constantemente si estamos haciendo algo ilegal, si estamos espiando o escuchando a escondidas, cuando lo que hacemos en realidad es ver mensajes públicos”, dijo Frydrych. “No vemos ninguna publicación privada”.
Los estudiantes pueden cambiar sus ajustes de privacidad si no quieren que el mundo vea sus tuits o actualizaciones de Facebook.
Los analistas de Frydrych se mantienen actualizados en cuanto a los símbolos, escritura fonética, abreviaciones, iniciales y otros códigos de lenguaje que los jóvenes usan para escribir en las redes sociales.
Odio (hate), podría escribirse “h8”, y los adolescentes pueden referirse a las drogas con palabras como “red”, “rolling” y “blunt”, dijo Frydrych.
En otro ejemplo, la compañía de Frydrych tuvo conocimiento de cómo los jóvenes usan drogas como el hachís líquido, por medio de vaporizadores o “vapes”, que son aparatos como cigarrillos electrónicos que permiten la inhalación sin crear humo, dijo Frydrych.
Los maestros pueden no estar conscientes de que sus alumnos están metiendo su boca dentro de su chaqueta para dar un jalón de su “vapor pen”, dijo Frydrych.
El equipo de Frydrych podrá determinar si un alumno o compañero escribe un mensaje público acerca de esa actividad -con un comentario como, por ejemplo, “no puedo creer que un chico se esté drogando en la clase de geografía, inhalando su ´vape´”, dijo Frydrych.
Lo que las autoridades de la escuela hacen con los hallazgos diarios de Geo Listening es decisión del distrito, dijo Frydrych.
“Esto no se trata de que nuestra compañía esté cuestionando a los padres”, indicó. “Respetamos completamente los retos de ser padres”.
“Hacemos valer el código de comportamiento de los alumnos en cada escuela que servimos”, al recopilar un informe día a día, dijo. “Es el distrito quien debe manejarlo”.
Su compañía está a punto de expandir la capacidad de monitoreo de la escuela con una nueva aplicación en teléfonos inteligentes que les permite a los padres y estudiantes hacer informes anónimos, y escribirse con trabajadores de la escuela acerca de violaciones al código de conducta.
“Honestamente, no estamos espiando a los niños. ¿Podemos volver a enfocarnos en el problema: El problema es que no estamos escuchando con eficacia”, dijo Frydrych. “Y eso es algo que estamos cambiando”.
Fuente: (CNN)