La nutricionista del Centro Médico Asad Más, de Casablanca, Vania Maldonado, enfatizó en la importancia de que los padres detecten a tiempo el sobrepeso de los niños, debido a los riesgos futuros de salud involucrados, y dio recomendaciones para una alimentación sana a los pequeños en edad escolar.

La obesidad fue catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como una pandemia en aumento, y el problema fundamental radica en que estas patologías actualmente afectan principalmente a los menores.

La especialista en Nutrición del organismo, Vania Maldonado, explicó que “la obesidad es una enfermedad caracterizada por un aumento en el tejido adiposo o graso, que afecta gravemente al individuo, poniendo en riesgo su salud futura incrementando la probabilidad de padecer enfermedades crónicas, como algunos tipos de cáncer, diabetes, hipertensión arterial y dislipidemia, entre otras”.

“Con la entrada de los alumnos a clases, dijo, es de gran importancia que los padres tomen consciencia del estado de salud de sus hijos. Lo primero es determinar clínicamente cómo es la relación del niño según su peso, talla, estatura y edad. Dicha evaluación debe ser realizada por un profesional competente en el área, que indique cuál es la condición nutricional actual del niño, analizar los factores de riesgos genéticos y poner especial énfasis en la alimentación diaria de los menores, especialmente si se alimentan fuera de su hogar”, agregó.

Maldonado, además recalcó que debemos realizar un cambio de hábito familiar para poder tratar esta patología, primero realizando un completo análisis junto al profesional, sobre los alimentos que se consumen a diario y de los que predominan en la canasta alimentaria familiar, para establecer una dieta especial para cada paciente, según sus necesidades.

Dentro de las recomendaciones que entrega la profesional, menciona tener una alimentación balanceada, alta en fibra, vitaminas y minerales; y baja en grasas saturadas y azúcares simples.

Esto se logra aumentando el consumo de frutas y verduras, pescado, carnes magras, cereales de forma controlada, de preferencia integrales y agua, más complementación con actividad física regular, al menos tres veces por semana.

Vania Maldonado dijo que “se recomienda a los padres que sus hijos lleven a sus escuelas, alimentos saludables, que no aporten más de un 8% de las calorías totales diarias, esto significa que en un niño que requiere un aporte calórico diario de 1300 kcal/día, no debemos dar un almuerzo o colación con más de 100 kcal, que puede consistir en agua, más fruta o un lácteo descremado, o de vez en cuando una barra de cereal”.

Con esto coincide la coordinadora de la Carrera de Gastronomía de Inacap, María Loreto Cofré, quien explica que todo almuerzo saludable, debe considerar una cantidad moderada de alimentos a ofrecer al niño, lo que dependerá de la edad.

“Los más pequeños (3 a 4 años), no deben consumir más de 100 calorías en el recreo. Para los estudiantes se recomienda un almuerzo de 150 calorías y para adolescentes, uno que contenga alrededor de 200 calorías”, indicó.

La profesional agrega que la idea es no favorecer el aporte excesivo de calorías del día por lo que es muy importante leer la información nutricional que traen los alimentos en la etiqueta, ya que esto nos ayudará a seleccionar lo más adecuado. “Es muy importante que los almuerzos no deban ser igual al número de recreos”, destaca la profesional.

Qué comer

Como los almuerzos saludables deben ser planificadas, entonces se debe organizar la compra, por ejemplo, de frutas frescas presentadas como ensaladas o brochetas; jugos de frutas naturales (cocidas, no trituradas); frutas deshidratadas (pasas, manzanas, peras, ciruelas, higos, duraznos, damascos); semillas (maní, almendras, nueces); sándwich en base de pan integral o francés (menos grasa, más firme y con mejor aspecto y sabor), con palta, jamón, quesillo, ricota, atún.

Dentro de los productos lácteos, el yogurt y las leches con un bajo contenido graso o semidescremado, sin agregado de cereales y preferentemente sin azúcar. También cereales, galletones y jaleas.

“Es muy recomendable que, para organizar el tema de los almuerzos, se pongan de acuerdo las mamás de un mismo curso, ayudadas por la profesora, para establecer un calendario de alimentos. Con esto nos evitamos que los niños cuestionen porque él come algo saludable y el compañero un paquete de galletas con alto aporte calórico”, destaca María Loreto Cofré, quien recuerda que todo entra por la vista, y aconseja enviar los productos bien presentados, en recipientes herméticos, además de aprovechar de jugar con los colores de las verduras y frutas de temporada.

Si el niño ya está acostumbrado a comer alimentos poco saludables, tratar de que el cambio sea paulatino. Dejar un día de la semana en donde él pueda llevar un jugo bajo en calorías con alguna galletas que a él le guste, “pero siempre conversando y educando que debemos de tener un estilo de vida saludable”, destaca.