Un asentamiento teotihuacano, al parecer emplazado para controlar las minas de cal de la región, ha sido ubicado cerca de la Zona Arqueológica de Tula, Hidalgo, y registrado con el nombre de Acoculco, a fin de ser estudiado.

De acuerdo con la arqueóloga Alicia Bonfil Olivera, coordinadora de la investigación de salvamento en la planta tratadora donde se realizó el descubrimiento, los elementos arqueológicos que se localizaron consisten en vestigios de construcciones teotihuacanas, algunas hechas a flor de tierra y otras con patios y escalinatas para entrar a las habitaciones.

Además, “ninguna edificación es monumental, más bien corresponden a un asentamiento de tipo habitacional con arquitectura que sugiere diferentes estratos sociales”, detalló.

En el sitio se encontraron, también, más de 80 entierros humanos, unos depositados en fosas mortuorias y otros a manera de ofrendas constructivas, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Del total de entierros, cerca de 60 son de adultos, la mayoría acompañados de vasijas miniatura de estilo teotihuacano con particularidades regionales, y el resto corresponden a infantes; en tres de los casos, los personajes inhumados estaban acompañados por canes.

El hallazgo se registró durante los trabajos de construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales Atotonilco, en el municipio de Atotonilco de Tula, Hidalgo.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua), el INAH y la empresa Aguas Tratadas del Valle de México (ATVM) realizaron un convenio para rescatar el patrimonio cultural que pudiera quedar al descubierto durante las obras y que, de otro modo, hubiera sido imposible conocer.

Bonfil Olivera explicó que al hacer la revisión cartográfica y en el archivo del Registro Nacional de Sitios y Monumentos del INAH, encontró referencias de sitios aislados en la región de Atotonilco de Tula, por lo que a partir de marzo de 2011 el Instituto inició una investigación arqueológica.

Al principio se encontraron materiales en la superficie, pero no había evidencias claras de ocupaciones extensas hasta que, en la parte más alta de la planta, se encontró el vestigio de arquitectura teotihuacana.

Una vez iniciadas las exploraciones arqueológicas, se identificaron evidencias de otras dos ocupaciones posteriores a los teotihuacanos, básicamente representadas por arranques de muros y cerámica tolteca, y en la superficie se localizó pedacería de cerámica azteca de la fase III 1200 a 1500 d.C.

“La mayor parte de la cerámica teotihuacana es semejante a la que se ha descubierto en el barrio oaxaqueño de la Zona Arqueológica de Teotihuacan, por lo cual se piensa que Aculco lo pudo fundar una avanzada de gente de dicho sector, con la finalidad de controlar la cal que se encuentra en las minas aledañas, la más cercana ubicada a tan sólo un kilómetro de distancia del sitio prehispánico de Acoculco”, mencionó la arqueóloga.

El estudio de Acoculco, señaló, “nos permitirá conocer qué tipo de asentamiento fue, quiénes lo ocupaban y qué trabajo realizaban sus habitantes, para comprender de manera más certera la dinámica política y social en torno a Teotihuacan”.

Finalmente, Bonfil Olivera resaltó que el estudio de Acoculco continuará en el laboratorio, y que el INAH y la Conagua estudian la posibilidad de abrir un museo para mostrar los descubrimientos.

México, 1 Abr. (Notimex).