¿Siempre te dicen que eres muy seri@? Recuerda que la risa puede conquistar al mundo entero y mejorar tu salud. Y aunque es cierto que la risa es un acto espontáneo, existen siete estrategias que puedes practicar para hacer de ésta un elemento de tu rutina diaria.
1. Que no te importe lo que digan. ¿Te preocupa lo que la gente va a decir de ti al escuchar tu risa fuerte y nasal? De acuerdo con Steve Wilson, psicólogo con sede en Ohio, reírte de las críticas te permite descubrir la risa que es parte de tu identidad y autoestima, al mismo tiempo que obtienes todos los beneficios de esta acción para tu salud.
2. No te preocupes de ser divertido. Hay una diferencia entre ser divertido y tener un sentido del humor. Para Karyn Buxman, orador motivacional y autor de ¿Qué es tan gracioso sobre la enfermedad del corazón? No hay necesidad de preparar un discurso lleno de cosas divertidas o chistes para contar a los amigos; es suficiente con concéntrese en disfrutar y compartir risas con las personas que te acompañan.
3. Reflexiona. Toma nota de qué es lo que te hace reír y, cada vez que te sientas desanimado mira tus anotaciones mientras tomas una taza de café en compañía de un amigo o compañero de trabajo. Los vínculos sociales incrementa la risa.
4. Descubre tu risa. Para Buxman, el sentido del humor es algo muy personal. Lo que a otros les causa risa puede que a ti no, por ello es importante que conozcas que es lo qué te hace poner una sonrisa en tu cara.
5. Jugar. De acuerdo con Katherine Puckett, director nacional de Medicina Mente-Cuerpo en los Centros de Tratamiento del Cáncer de los Estados Unidos, pese a que se enfrenta a una enfermedad grave el juego no solo ilumina el estado de ánimo sino que beneficia la salud a través de la risa.
6. Busca la risa. No importa si estás viendo las noticias o la televisión. Un título, un comentario, la risa puede estar presente en cualquier lugar mientras la busques.
7. Que el lugar no importe. Puede ser en la oficina, en medio del tráfico, caminando por el parque, siempre puedes tener un buen chiste a la mano o acordarte de una anécdota que te cause risa.
Con información de El arte de saber vivir