Parece un cojín pero su apariencia engaña. Es un utensilio de cocina muy simple, un instrumento de cocimiento lento sin electricidad que está aliviando las penurias en comunidades pobres de África.

Se llama Wonderbag y consiste en una bolsa de tela rellena de material aislante para retener calor que reduce la cantidad de combustible o electricidad requeridos en la preparación de los alimentos.

En vez de elaborarse la comida sobre una estufa durante todo el período de su cocción, la comida se calienta a una temperatura lo suficientemente alta en una olla y luego se retira de esa fuente de calor.

Después, la olla se traslada al interior de la bolsa térmica donde el calor del recipiente es retenido para completar en el transcurso de varias horas la cocción del platillo.

El artefacto, aparte de mantener la comida caliente, disminuye el gasto en electricidad, gas, parafina, leña u otro combustible utilizado en las cocinas.

Sarah Collins, una activista humanitaria y empresaria, concibió la idea en su natal Suráfrica durante una época de racionamiento eléctrico en el 2008 cuando, tras varios días sin electricidad, esta volvía unas horas sin previo aviso.

“Encontrar leña para cocinar consume una enorme cantidad de tiempo de las mujeres rurales”, explica Collins en un artículo publicado en amazon.com .

“La recolección de leña es muy peligrosa y ese combustible causa contaminación por humo en interiores, principal causa de muerte en el mundo en niños menores de cinco años”, agrega en el artículo.

Impacto. Para Collins, esta bolsa en el contexto africano es una forma de empoderar a las mujeres para alimentar a sus familias y ahorrar tiempo que podrían en cambio usar en generar ingreso trabajando.

Imagen sin titulo - GN

Como el artefacto extiende el uso del agua y el combustible para cocinar, se usa menos dinero y tiempo en esos bienes. Esto abre espacio a los niños para ir a la escuela y evita a las mujeres jefas de hogar caminatas de varios kilómetros para conseguir esos insumos.

En el 2008, Collins le entregó su primer prototipo a una abuela en Suráfrica que atendía a nueve huérfanos. La mujer se ganaba la vida vendiendo comida que hacía a con leña y que apenas lograba satisfacer las necesidades del grupo.

“En tres meses, los niños sólo tenían que recoger leña una vez por semana y estaban todos en la escuela. Hasta tenían dinero para zapatos”, resumió Collins.

El dispositivo recibió atención internacional en la Conferencia de 2011 de las Naciones Unidas para el Clima en Durban (Sudáfrica), cuando se le presentó una Wonderbag a Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas.

Cinco años y 600.000 bolsas entregadas en Sudáfrica después, su creación ahora se ofrece en EE. UU. desde Amazon.com donde, por cada bolsa vendida en $50, otra se regala a una familia en África.

También se comercializa en países europeos y parte de las ganancias se destinan a proyectos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés).

La meta este año es llevarlo a 12 o 15 naciones naciones africanas.

Fuente: La Nación