Así que decidiste empezar a dejarte la barba. Tienes ya esa barba de tres días y te toca hacerle una limpieza, lo cual significa que es hora de tomar la decisión de dónde empieza y dónde acaba tu barba.

Si no tienes la quijada muy remarcada, la barba puede darle más figura a tu cara, pero tiene sus truquitos.

Si sientes la tentación de rasurarte justo debajo de la línea de la quijada, no lo hagas. Dejar la parte de abajo sin pelo es una receta para humillarte. Te crea una papada instantánea aunque seas flaco.

Pero hay que crear un contorno de algún modo, por lo general alrededor del cuello. Para algunos la línea se crea naturalmente, pero para otros más peludos, no se distingue dónde termina la barba y dónde empieza el pelo del pecho. Un difuminado en el cuello puede ayudar con esto sin crear líneas muy remarcadas.

Para asegurarte de no pasarte, usa tu dedo índice y señala tu manzana de Adán y ahora desliza tu dedo hacia arriba de la manzana de Adán, donde se junta con tu cuello. Imagínate que estuvieras balanceando tu dedo arriba de ese pedacito de cartílago. Para la mayoría este es el límite natural entre el cuello y la barbilla.

Ahora es tiempo de recortar a lo largo de este límite. Cuando echas la cabeza para atrás, la línea del cuello debería verse relativamente recto, desde la esquina de la quijada al otro.

Sigue la línea sin redondear tanto, no debería ser una V, pero tampoco debería ser una U.

Usa un rastrillo o un recortador pequeño, la línea del cuello requiere trabajo detallado y limpio. Pero no te preocupes, si cometes un error, se arregla. Dale a toda tu barba una recortada y contínua la rasurada donde la línea debe estar y deja que vuelva a crecer.

 

Publicado por Othón Vélez O’Brien.