Al mar hay que respetarlo, y no necesariamente me refiero a mantenerlo limpio ni nada de eso, sino que hay que entender y respetar su poder. Tú no eres más que una insignificante pizca de nada comparado con el volumen de lo que es el mar.
Si te crees más fuerte que el mar, te va a recordar por qué deberías de ser más humilde ante él.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.