La tradición narra que una novia debe llevar algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul el día de su boda. Abigail Kingston, una novia estadounidense entendió este concepto a la perfección y pidió prestada una reliquia que ha pasado de generación en generación en su familia; un vestido de 120 años.
Este hermoso vestido fue utilizado por primera vez en 1895 y por última vez, por la mamá de la novia, Leslie Kingston cuando se casó en 1991. En total, 11 novias han utilizado el vestido durante 120 años.
Debido al desgaste ocasionado por el tiempo, el vestido de novia tuvo que pasar por 200 horas de restauración por lo que la novia sólo pudo utilizarlo por un par de horas ya que es demasiado frágil para aguantar una boda entera. Aún así, Abigail decidió utilizarlo como amuleto y nosotros tenemos la prueba de eso: