Aunque han habido avances increíbles en el campo de las prótesis, aquellos que pierden alguna extremidad nunca podrán sentir con ese miembro artificial. Pero recientemente un equipo de investigadores han creado una piel de plástico que puede “sentir,” transmitiendo información sensorial como una descarga eléctrica hacia el cerebro.

El investigador principal, Zhenan Bao había pasado los últimos diez años intentando desarrollar un material que imite la capacidad de la piel de flexionarse, sentir dolor, sanar y sentir presión y cambios de temperatura en el ambiente. Este nuevo estudio ha logrado una de estas metas: puede detectar cambios de presión, esencialmente imitando el tacto.

El plástico tiene dos capas distintas con un segmento superior con un mecanismo de tacto y uno inferior que actúa como un circuito electrónico que transporta señales al cerebro. En el proceso, estas señales eléctricas son convertidas en estimulaciones bioquímicas compatibles con las células nerviosas.

La capa superior tiene un sensor de presión que tiene el mismo rango que la piel humana, lo cual significa que un pequeño toque o una picadura con un alfiler pueden ser distinguidos. Esta hecho de un polímero extremadamente delgado, elástico y con forma de wafle y es muy sensible a cualquier compresión.

La matriz del  waffle contiene miles de millones de estructuras de carbono llamados nanotubos. Estos tienen unas propiedades increíbles, son 15 veces más fuertes que el acero o el kevlar, conducen más calor más de diez veces más eficientemente que el cobre y conduce la electricidad igual de eficientemente.

Usando el trabajo del campo conocido como la optogenética, los investigadores manipularon neuronas para hacer que sean receptivos a frecuencias específicas de luz. Estas células son alineadas y conectadas para estimular una pequeña porción del cebero humano. Cuando la piel siente presión, los nanotubos entran en contacto con ellos mismos y generan una señal eléctrica de cierta potencia. Esta señal luego fue convertida en pulsaciones de luz de la misma potencia lo cual activa las neuronas.

Esto es prueba de que una piel artificial puede comunicarse de manera exitosa con el sistema nervioso humano, por lo cual algún día se podrá reproducir un verdadero sentido del tacto, no sólo una copia barata.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.