A principios de los 90, en el pequeño pueblo costero de Pirou Plage, en Francia, tenía la esperanza de volverse un lugar muy visitado, pero cuando las cosas no sucedieron como debían, quedó claro que no tendría un gran futuro este lugar.
Aunque no se haya vuelto el resort que se esperaba, cobró nueva vida gracias a unos grafiteros que lo usaron como su nuevo lienzo.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.