En este planeta loco en el que vivimos, las cosas pueden suceder en un segundo. En ocasiones, pasan tan rápido que nos toma tiempo procesar lo que acabamos de presenciar. Esta es una de las razones por las cuales grabamos las cosas en cámara lenta para poder apreciar pequeños detalles que normalmente no podemos ni ver. Lo mejor de las repeticiones en cámara lenta es el contexto, sabemos lo que sucedió y ahora lo podemos desglosar cuadro por cuadro.
Luego hay momentos donde llegas justo después de un suceso y sólo te queda ver el resultado y no puedes hacer más que preguntarte “¿Qué pasó aquí?”, igual que estas imágenes a continuación:
Publicado por Othón Vélez O’Brien.