Este domingo 27 de octubre, a las 02:00 horas concluye el Horario de Verano 2013, por lo que la población deberá retrasar una hora sus relojes este día, antes de irse a dormir, para que al día siguiente reanude sus actividades con el nuevo horario.

De acuerdo con la Secretaría de Energía (Sener), la aplicación del Horario de Verano dejará un ahorro de mil 635 millones de pesos y evitó la emisión a la atmósfera de 560 mil toneladas de bióxido de carbono, principal causante del efecto invernadero.

De acuerdo con datos preliminares del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE), elaboradas con información de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la valoración del Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE), la contribución del Cambio de Horario de Verano este año se estima en 1244 Gigawatts-hora (GWh).

Esta cifra es equivalente al consumo de 704 mil casas habitación durante un año, considerando 289 Kilowatts-hora bimestrales de consumo promedio por hogar.

El Horario de Verano en México, el cual consiste en adelantar una hora los relojes durante la parte del año en la que se registra una mayor insolación en el hemisferio norte del planeta, se aplicó a escala nacional por vez primera el 7 de abril de 1996.

En Baja California, el programa ya se aplicaba desde 1942 y en la península de Yucatán desde 1981. A nivel global su primera implementación se hizo en 1916, durante la Primera Guerra Mundial, y actualmente se aplica en más de 80 países.

De acuerdo con diversos estudios y consideraciones del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, el cuerpo humano tarda hasta 72 horas en adaptarse a los cambios de horario, y hasta una semana en casos de sensibilidad extrema.

El especialista de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM, Humberto Medina Chávez, señala que los cambios de horario, ya sea de verano o de invierno, generan más afecciones en el ánimo que en el cuerpo.

Sostiene que si bien pudieran presentarse alteraciones fisiológicas a causa de la modificación del horario, este proceso de adaptación varía de acuerdo al individuo y puede durar alrededor de dos a cinco días en promedio.

El especialista señala que entre los grupos más afectados están los niños y los mayores de edad, quienes presentan un mayor número de alteraciones en el sueño.

En el caso de los lactantes dijo que estos pueden presentar variaciones en su alimentación y los niños mayores pueden tener dificultades para dormir e incluso despertarse; mientras que los mayores de 50 son los que más pueden tardar en adaptarse a este cambio.

“Normalmente no existen cambios considerables en el rendimiento de las personas, pero en algunos casos, las modificaciones en los horarios de sueño pueden generar alteraciones como insomnio, irritabilidad, somnolencia, y en ocasiones bajo rendimiento laboral”, expuso el especialista.

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