Este es Cozmo, un pequeño robot que puedes comprar para tus hijos o incluso para ti si quieres una pequeña distracción al final del día. Es fácil confundirlo con un regalo de una cajita feliz o algo por el estilo, pero una vez lo sincronizas con tu celular, cobra vida.

Es chistoso, travieso y rápidamente te hace olvidar sus carencias. Desde sus ojos reactivos y los sonidos con los que se comunica, hasta su reconocimiento facial y afinidad por el juego lo hacen un robot muy diferente.

No es tanto un juguete como un hijo robótico mal comportado. Siempre busca tu aprobación y siempre quiere que juegues con él. Además de escanear su entorno o buscando con qué jugar mientras evita caerse de orillas, Cozmo siempre quiere interactuar. Cuando lo ignoras, se comporta como un niño malcriado. Al final del día, se siente más como una mascota y menos como un juguete.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.