Cuando uno piensa en robots, no suele pensar en máquinas que se escabullen como insectos o roedores. No, los robots saltan como leopardos extraños o se caen como los pedazos torpes de metal que son. Con esto ya dicho, este robot es curioso porque cuando se mueve parece una cosa que uno se sentiría tentado por pisar. Se verá raro su movimiento, pero es increíblemente ágil y rápido. Pero resulta que su agilidad es en gran parte debido a la forma.
El primer diseño para este robot de parte de este equipo tenía la forma de un cubo. Esto hacía que el robot girara a la izquierda o la derecha y que se atorara. Pero una concha delgada y redonda exoesquelética (el diseño actual) dejaba al robot girar y hacer caber su delgado cuerpo entre pequeños espacios, igual que una cucaracha. Los investigadores están seguros que la forma es la única variable responsable por la agilidad resultante del robot. El programa de control se mantuvo igual.
No parecerá tanto, pero es muy innovador un pequeño robot así que se pueda mover dentro de terrenos difíciles que se pueda mover dentro de pequeños espacios sin sensores. La mayoría de los robots lidian con obstáculos evitándolos. Usan mapas, planean caminos y detectan su entorno para rodear objetos en su camino. Esto ha funcionado bien en el pasado, pero cuando trabajas con un pequeño robot que mide 17 cm, trabajar con grandes, pesados y costosos sensores puede ser contraproducente. Así que el hecho de que sólo cambiar el exterior del robot tuviera tan gran impacto podría abrir nuevas posibilidades para la industria de la robótica.
Construir este pequeño robot tomó dos años, durante ese tiempo los científicos tomaron mucho tiempo observando insectos moviéndose dentro de pequeños pedazos de papel con la intención de funcionar como pasto.
Imitar la formas que vemos en la naturaleza no es una nueva técnica de diseño, la entropía de la naturaleza es mucho mejor ingeniero de lo que el humano ha llegado a ser.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.