La ciencia se ha topado con accidentes y descubrimientos afortunados a lo largo de la historia. El más reciente sucedió cuando un científico y un apicultor amateur descubrieron que gusanos de cera, que normalmente se comen la cera y la miel de las abejas, también tienen la capacidad de digerir bolsas de plástico.

Federica Bertocchini se topó con una colonia de gusanos de cera comiéndose la cera de abejas que tenía guardada en su casa. Quitó los gusanos y los metió en una bolsa de plástico mientras limpiaba los paneles para sus abejas. Al terminar, regresó al cuarto donde dejó la bolsa de plástico con los gusanos para descubrir que los gusanos estaban en todos lados del cuarto. Se habían escapado de la bolsa comiéndosela, dejándola llena de hoyos.

Llevando a cabo experimentos tras el descubrimiento, se observó que 100 gusanos de cera pueden biodegradar 92 miligramos de plástico en 12 horas. No parecerá mucho, pero es muchísimo más rápido que otros procesos de biodegradación. Experimentos utilizando bacterias y hongos que consumen plástico no han conseguido producir una cantidad cuantificable de descomposición dentro de este periodo de tiempo.

Sin ningún apoyo, los plásticos toman siglos para descomponerse, o bajo las condiciones climáticas adecuadas, podrían permanecer de manera indefinida.

El secreto de estos gusanos probablemente sean sus enzimas digestivas que usan para descomponer la cera de abeja, que tiene un lazo de carbono-carbono similar a la de el plástico polietileno.

La idea es identificar esta enzima y poderla sintetizar de manera económica en un laboratorio para que pueda ser producido en masa.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.