En el hemisferio norte, el solsticio de verano tiene fama de exaltar las libidos, y no es de sorprender. El día más largo del año señala el inicio de la temporada de verano y con ella, la cosecha, así que se le relaciona con la fertilidad, tanto vegetal como animal.
“En Suecia nacen muchos niños nueve meses después del solsticio de verano”, dice el etnólogo sueco Jan-Öjvind Swahn, autor de varios libros sobre el tema.
Las tradiciones suecas incluyen comer arenque; bailar alrededor de un mástil llamado Maypole, lo cual algunos consideran un símbolo fálico, y beber mucho vodka.
“Beber es la tradición más típica del solsticio. Hay pinturas históricas en las que se ve a la gente bebiendo hasta que no pueden más”, dice Swahn. Más allá del alcohol, el solsticio es un momento rico en rituales románticos.
“Una tradición entre las chicas solteras dictaba que si comían algo muy salado durante el día del solsticio o si recogían varias clases de flores y las colocaban debajo de su almohada al dormir, soñarían con su futuro esposo”, dice Swahn.
En algunas partes de Grecia, como en muchos otros países europeos, la cristiandad combinó la mitología pagana acerca del solsticio y lo renombró como día de San Juan. Sin embargo, en muchas aldeas del norte del país aún se celebran los antiguos ritos.
Uno de los rituales más antiguos se llama Klidonas y consiste en que las vírgenes locales recolecten agua de mar en una olla. Las solteras de la aldea colocan un objeto personal en el recipiente y lo dejan debajo de una higuera toda la noche, donde, según la tradición, la magia del día imbuye los objetos con cualidades proféticas y las chicas en cuestión sueñan con sus futuros maridos.
Al día siguiente, todas las mujeres de la aldea se reúnen y se turnan para sacar los objetos mientras recitan coplas rítmicas con el fin de predecir la suerte romántica de la dueña del objeto. Actualmente, el festival es una excusa para que la comunidad de mujeres intercambie chistes pícaros.
“En mi aldea, las mujeres mayores siempre cuentan los chistes más sucios”, dice Eleni Fanariotou, quien filmó la tradición.
Durante la noche del mismo día, se mezclan con los hombres y se turnan para saltar una fogata. A quien salte sobre tres veces las llamas supuestamente se le debe cumplir un deseo. Fanariotou dice que en el festival a menudo se unen parejas.
“Es un buen momento para conocer a alguien porque todas las personas jóvenes de la aldea asisten y es una buena oportunidad para socializar. Además, a todos los hombres les gusta presumir y hacen la fogata más grande que pueden para saltar”.
En Europa del Este, las celebraciones del solsticio coinciden con el Día de Ivan Kupala; una fiesta con connotaciones románticas para muchos eslavos (kupala se deriva de la misma palabra que “cupido”).
“Se creía que la noche de Kupala era ideal para que las personas se enamoraran y que quienes la celebraran serían felices y prósperos durante todo el año”, recuerda Agnieszka Bigaj, de la junta de turismo de Polonia.
Las mujeres jóvenes y solteras arrojaban guirnaldas al río para que los ansiosos solteros que se encontraban al otro lado intentaran atraparlas, agrega. Según la tradición polaca, los hombres y mujeres en cuestión se unirían en pareja.
Las fogatas también son una de las principales características de la festividad. Tradicionalmente, las parejas saltan sobre las llamas agarrados de la mano. Se dice que si no se sueltan, su amor perdurará.
Una de las mayores celebraciones del solsticio en el mundo ocurre en Stonehenge, donde miles de personas se reúnen cada año para recibir el verano. Aunque para muchos es una excusa para festejar de camino al Festival de Glastonbury, también hay un nutrido contingente de paganos y neodruidas que consideran que el día es la celebración de matrimonio por excelencia.
“Todos los rituales druidas tienen un elemento de fertilidad y el solsticio no es la excepción”, dice King Arthur Pendragon, un archidruida sénior. “Celebramos la unión de las deidades masculina y femenina —el Sol y la Tierra— durante el día más largo del año”.
CNN México