El supertifón Haiyán, la que podría ser la mayor tormenta tropical de la que se tiene registros, dejó un balance provisional en su paso por Filipinas de al menos cien muertos tan sólo en la ciudad de Tacloban.

La falta de comunicaciones impide que haya reportes precisos de la situación, aunque las dimensiones de la tormenta hacen temer que el balance pueda ser mucho peor.

Las pocas imágenes que han llegado muestran casas destruidas, deslizamientos de tierra e inundaciones. También se han reportado cortes de electricidad y de comunicaciones en numerosas zonas del país.

El gobierno filipino espera que las operaciones de evacuación preventiva hayan servido para salvar numerosas vidas.

Sin embargo, reconoce que con el paso de la tormenta más de doce millones de personas estaban en situación de riesgo, la mayoría en una región que ya luchaba para recuperarse de un reciente terremoto.

Jon Donnison cuenta desde Manila que organizaciones humanitarias tratan de llegar a Tacloban, ciudad desde la que se han transmitido imágenes de inundaciones y desde donde se han reportado daños catastróficos.

Poca información

Incluso desde zonas que no se llevaron lo peor de Haiyán han llegado balances de enorme destrucción.

Tifón HaiyánLa falta de comunicaciones dificulta cualquier tipo de balance.

«La tormenta fue muy fuerte, aunque Surigao no fue directamente golpeada, notamos su furia temprano en la mañana», dijo el pastor protestante Diosdado Casera.

«Los edificios grandes de hormigón lo soportaron bien, pero las casas de madera, con techos de teja o contrachapado han sufrido muchísimos daños, sobre todo en los tejados», agregó.

La tormenta tocó tierra en Filipinas poco antes del amanecer del viernes con vientos sostenidos de 314 kilómetros por hora y rachas de hasta 379, según estimaciones del Centro Conjunto de Advertencia de Tifones de la Armada de EE.UU.

Haiyán, también conocida como Yolanda, pasó por las islas de Leyte y Samar convirtiendo las carreteras en ríos.

Otra de las localidades más afectadas fue la ciudad de Cebu, la segunda más poblada del país con 2,5 millones de habitantes. Pese a que el ojo de la tormenta pasó muy al sur de Manila, la capital también sintió su fuerza.

Escuelas y oficinas permanecieron cerradas, mientras los servicios de transporte marítimo y aéreo fueron suspendidos. Personal hospitalario y militar estaba en situación de emergencia para hipotéticas operaciones de rescate.

Los meteorólogos habían advertido que podría llegar a ser tan destructivo como el tifón Bopha, que en 2012 dejó al menos 1.000 muertos en Filipinas.

«Los edificios grandes de hormigón lo soportaron bien, pero las casas de madera, con techos de teja o contrachapado han sufrido muchísimos daños, sobre todo en los tejados» – Pastor Diosdado Casera, Surigao

Kate McGeown comentó que aunque ya están empezando a llegar reportes de las algunas de las ciudades afectadas, hay muy poca información de las zonas rurales.

Rumbo a Vietnam y China

Se espera que a lo largo del fin de semana llegue a Vietnam, donde las autoridades han comenzado a evacuar a hasta 100.000 personas de las zonas que se prevén más vulnerables.

Medios estatales han reportado que se han cerrado escuelas y quienes viven cerca de la costa están siendo llevados a albergues temporales en tierras más altas.

El primer ministro, Nguyen Tan Dun, está supervisando personalmente los preparativos para recibir la tormenta que se espera haya perdido fuerza para cuando toque tierra en su país.

También China ha activado la laerta amarilla ante la inminente llegada de la tormenta, según informa la televisión estatal, CCTV.

El medio anunció fuertes vientos y lluvias torrenciales. Sin embargo, China no ha ordenado ninguna evacuación.

Fuente: (BBC)