Por Mariela Gómez M.

La editorial más importante en México se remonta a 1934, cuando Daniel Cosío Villegas, uno de los más grandes intelectuales mexicanos del siglo XX, comprendió la necesidad de crear una biblioteca básica en español para los estudiantes de la Escuela Nacional de Economía.

“La redacción final del Reglamento de la Junta de Gobierno fue aprobada antes del 3 de septiembre de 1934, día en que todos concurrieron a las oficinas del Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas a firmar el contrato constitutivo del fideicomiso que dio origen al Fondo de Cultura Económica.” (1)

Desde los primeros 15 años de vida de la editorial, bajo la dirección de Cosío Villegas, se formaron las colecciones de Economía, Política y Derecho, Sociología, Historia, Tezontle, Filosofía, Antropología, Biblioteca Americana, Tierra Firme y Ciencia y Tecnología. De ahí en adelante continuó la suma de colecciones de diversas áreas culturales como Arte Universal, Colección Popular, Códices Mexicanos, Archivos (que se dedicó a resguardar el material bibliográfico de escritores como Octavio Paz, Rosario Castellanos, Juan Rulfo y Carlos Pellicer), Fondo 2000 y los audiolibros de Entre Voces. Por mencionar algunas de las 120 colecciones que suma hasta el momento.

Cuenta con La Gaceta, que se originó como boletín bibliográfico y ya es una revista mensual de difusión cultural.

FCE estableció sucursales en Argentina, Chile, Colombia, Brasil, Perú, Venezuela, Guatemala, España, y Estados Unidos.

Mientras celebramos el aniversario de una de las editoriales más importantes de Iberoamérica, nos enfrentamos ante la noticia que de una lista de 108 naciones de la UNESCO sobre el índice de lectura, México ocupa el penúltimo lugar.

La lectura de la población general en México disminuyó de 54.6% en 2006 a 46% el año pasado, es decir, menos de la mitad de la población lee y 40% nunca ha entrado a una librería.

Se dice que ahora la sociedad está leyendo más que antes ya que se comunica a través de internet, sin embargo, sólo alrededor del 40% de la población tiene el acceso y de este porcentaje más del 30% lo utiliza para trabajos escolares y documentos de trabajo, la lectura sigue siendo una actividad educativa y no cultural; más del 50% se comunica con mensajes de texto, correos, chats y tuits, esta forma de escritura no es reflexiva o argumentativa lo que demuestra el bajo nivel de lectura, la baja capacidad de comprensión, de acceso a nueva información y la creación de nuevo conocimiento. Por lo tanto, no hay capacidad de expresión escrita si no hay capacidad de comprensión lectora.

Fuentes:

(1) Víctor Díaz Arciniega, Historia de la casa Fondo de Cultura Económica, 1934-1996, FCE, México, 1996.

Encuesta Nacional de Lectura 2012: http://objetolibro.files.wordpress.com/2013/06/1-enl-2012.pdf

FCE: http://www.fondodeculturaeconomica.com/Institucional/HistoriaFCE.asp