Como muchos de nosotros, el estratega de marketing, Gregory Ciotti esta intentando ir al gimnasio más seguido. Teniendo un blog sobre la productividad, tiene un buen entendimiento de cómo organizar su rutina. Su solución es diseñar una rutina para flojos.
“Hago una maleta con mi ropa para el gimnasio la noche anterior y lo dejo a lado de mi puerta,” dice Ciotti. “En los días que hace frío dejo una chamarra en la mesa por la puerta. Al pensar en la flojera elimino todas las excusas que podría tener mientras tengo la energía arriba.”
Al hacer esto, Ciotti ha reducido la fricción asociada con hacer algo bueno para uno mismo. Si te preparas la noche anterior, no pasas 15 minutos buscando entre cajones en busca de calcetines perdidos, en vez pasas esos 15 minutos ejercitando. También puedes hacerlo al revés, incrementando la “fricción” para dejar el comportamiento de flojo.
¿De qué otra forma puedes aplicar este método de reducir o aumentar la ‘fricción’ para contrarrestar la flojera? Ayudaría si entendiéramos por qué no nos gusta la ‘fricción’.
La psicología nos da dos puntos que considerar: primero, tu cerebro no va a gastar energía que no necesita para cumplir una tarea. Daniel Kahneman, psicólogo ganador del premio nobel, dice que esto es una adaptación evolutiva. Si intenta sobrevivir la era de piedra usando tan pocas calorías como se puede, entendemos por qué no querríamos hacer un esfuerzo.
El otro punto es la fatiga de decisiones. Nuestros cerebros son órganos, no computadoras, se cansan y con ese cansancio, nuestras facultades mentales se reducen.
Al reducir o incrementar la ‘fricción’ evitamos desperdiciar energía mental con decisiones menos importantes. Si tus calcetines están en tu maleta para el gimnasio, no necesitas encontrarlos en la mañana.
Entonces, en lugar de gastar tu energía mental en cuestiones triviales, ahorrate el tener que hacerlas cuando lo necesites y ten las cosas listas para cuando sea el momento vital y así puedas enfocarte en cosas más importante.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.