Candy es interpretada por Léa Seydoux.
Con un par de llamadas al Elíseo, Sofia Coppola logró lo que veintenas de cineastas jamás pudieron: que el gobierno de Chirac cerrara, en 2005, el palacio de Versailles para que la realizadora neoyorquina filmara a sus anchas Marie Antoinette. Luego, Sofia conoció al líder de la banda francesa Phoenix, con el que tuvo dos hijos y fijó residencia en la Ciudad Luz.
En febrero pasado, dirigió la publicidad de Miss Dior, protagonizada por Natalie Portman, y con La vie en rose interpretada por Grace Jones. Si la obsesión por Francia de la hija de Francis Ford Coppola no era suficiente, faltaba que Roman Coppola metiera la cuchara en el mundo publicitario y eligiera París como tema principal. Así, secundando a su amigo Wes Anderson, el hermano de Sofia codirigió los cuatro clips de la campaña del último perfume de Prada, Candy, que se difundieron esta semana.
En un homenaje al filme Jules et Jim, estos cuatro miniepisodios siguen las andanzas de dos amigos parisinos involucrados en un platónico ménage à trois con la seductora Candy, interpretada por Léa Seydoux (se la verá en la piel de Loulou de la Falais en el biopic Yves Saint Laurent, a estrenarse en 2014). En un set ambientado en el París de los 60, Candy se limita a saciar su gusto por los dulces y a coquetear con estos muchachos de inflada cabellera y camisetas con cuello de tortuga. En el fondo suenan la exquisita France Gall y Jacques Dutronc, que cierra la historia de Candy con los sinuosos acordes de “L´idole”. Final perfecto para una comedia fresca y almibarada que, con la excusa de vender un perfume de mujer, evoca la nostalgia por el cine de Truffaut, el Mayo del 68 y la chanson française.