Pese a que enfrentaría una larga condena por el secuestro de un avión, el fugitivo estadounidense William Potts, que vive ahora en Cuba, lucha por regresar a su país.
Pero, ¿por qué querría regresar a Estados Unidos?
En 1984, Potts secuestró un avión comercial de Piedmont Airlines con 56 pasajeros a bordo que volaba a Miami.
Miembro de la organización radical Panteras Negras, Potts soñaba con recibir un entrenamiento militar en Cuba que le permitiera derrocar al gobierno estadounidense. Pero antes, tenía que encontrar una forma de llegar a la isla.
Su solución fue ingresar una pistola calibre .25 oculta en una férula falsa con la que pasó los controles de seguridad del aeropuerto de Newark, en Nueva Jersey.
Cuando el avión despegó, Potts fue al baño, se puso su vestimenta “revolucionaria” y sacó el arma. Luego se dirigió a la cabina y ordenó el desvío de la aeronave.
“Fui contundente con el piloto”, recordó. “Le dije que si no íbamos a Cuba, el avión caería. Era ir a Cuba o al infierno”.
El avión aterrizó en La Habana, pero Potts no tuvo la bienvenida que esperaba de sus colegas revolucionarios.
Las autoridades le dijeron que el gobierno de Fidel Castro ya no promovía la revolución armada en el extranjero y le ofrecieron regresar a Estados Unidos con el avión secuestrado. Sin embargo, prefirió ir a juicio en Cuba.
“Creí que ganaría el caso, pero me dieron 15 años”, señaló Potts.
A pesar de ser enviado a una de las prisiones más peligrosas de la isla, Potts nunca perdió la fe en la revolución que lo había condenado.
“Si no sufres por la causa, no eres un verdadero revolucionario”, dijo.
Potts cumplió su condena e intentó integrarse en la sociedad cubana, pero la adaptación no fue sencilla.
Su primer matrimonio, con una cubana, no funcionó.
“Era un choque de culturas”, explicó. “Yo soy musulmán y ella era santera”, agregó.
Un segundo fracaso matrimonial le dio dos hijas: Ntann, de 7, y Assata Shakur, de 11, llamadas así por el fugitivo norteamericano que el FBI colocó en su lista de los más buscados en mayo.
Criar a sus dos niñas, dijo Potts, le hizo descubrir cuánto extrañaba a su familia en Estados Unidos. Según dice, también necesita redimirse y disculparse en persona con los pasajeros del avión que secuestró.
Potts sigue considerándose un revolucionario, pero asegura que él y los tiempos han cambiado y que la violencia ya no es la forma para generar cambios.
“Lamento haber puesto en peligro la vida de esas personas”, dijo.”Hubiera sido responsable por la muerte de todas esas personas”, agregó.
En el 2009, Potts le escribió al presidente Barack Obama y le solicitó un indulto. Al no recibir respuesta, escribió una carta a la fiscalía federal de Miami en la que propuso que se le tomara en cuenta el tiempo que pasó en prisión en Cuba.
“Pasé quince años en una cárcel comunista a la que se le atribuyen violaciones de los derechos humanos; creo que he pagado mis errores”, señaló.
Su reclamo no fue atendido, pero sus hijas recibieron la ciudadanía y pasaportes estadounidenses.
Potts quiere viajar a Estados Unidos para entregarse y ser llevado a juicio. Pero sin pasaporte, Potts no puede reunirse con sus hijas, que viven en Estados Unidos con familiares desde diciembre.
Para el Departamento de Estado, Cuba es uno de los países que apoya al terrorismo, junto con Siria e Irán, por dar asilo a prófugos de la justicia estadounidense. Se estima que decenas de fugitivos residen actualmente en la isla, incluidos asesinos de policías y separatistas puertorriqueños.
“Nadie me está amparando”, lamentó Potts. “Solo quiero regresar”.
CNN