El yooga te relaja y te ayuda a enfocarte 95% del tiempo. ¿Qué haces con ese 5% restante? Aquí hay unos ejemplos con los que seguro te podrás identificar y eres mujer yogi.
Casi pierdes la compostura cuando alguien te quita tu luguar usual
Respira hacia dentro….. y ahora fuera. Dentro….. y fuera.
Cambias tu outfit dos veces porque sientes que hoy no es día para usar rosa
Eres seguidora de la moda, ¿qué se le puede hacer?
Te arreglas el cabello cinco veces antes de llegar a clase
Quieres que se vea bien, pero no quieres que se vea demasiado arreglado. Existe una sutil diferencia.
Te fijas en lo que usan las demás incluso si tienes ver verlas de cabeza
Y tomas nota mental de preguntarles dónde consiguieron las prendas que te gustan.
Evalúas tu pedicura mientras estas doblada por la mitad con tus pies bien cerca de tu cara
Como puedes decir que tienes tus pies a la vista con frecuencia, que mínimo se vean bien, ¿no?
Te sientes como un fracaso cuando el instructor no te hace algún cumplido por tus poses
Si no te dijo que lo hiciste bien, ¿será que lo hiciste mal?
Usas los mismos pants negros varios días seguidos
Es como repetir bras, ¿no?
Cuando estiras los brazos hacia arriba, aprovechas para ver si hueles mal
De los trucos más viejos.
También aprovechas ciertas posiciones para sacarte los calzones entre las nalgas
Es uno de los malestares que te dicen que dejes ir durante la clase.
Cuando terminas con una postura prematuramente, te haces la que se iba a estirar un poco
Si te duele algo, deberías poder tomar un pequeñito descanso.
Te ríes mucho por dentro por algunas de las cosas que dice el instructor
“Imagína que tienes un cordón invisible que conecta tus rodillas con tus pezones.”
Te vuelves un poco competitiva con las que parecieran expertas
Estas nuevas tienen que aprender su lugar aquí.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.