Las comunidades indígenas deben cumplir un papel importante para salvaguardar el patrimonio plantea el libro “Patrimonio Inmaterial; ámbitos y contradicciones”, que será presentado el próximo jueves en el Museo Nacional de Antropología (MNA).
La publicación cuenta con 12 ensayos que analizan los instrumentos legales y las estrategias para la preservación del patrimonio en México y ubica a las poblaciones indígenas como portadoras, creadores y defensoras del mismo, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La titular de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS), Carmen Morales Valderrama, expresó que tan importante tarea tiene que ser incluyente, por lo que las propuestas para proteger el patrimonio no deben ser sólo de los científicos sociales y de los tres niveles de gobierno.
Morales Valderrama, quien coordina el tomo junto con la antropóloga Mette Marie Wacher Rodarte, informó que en este volumen se efectúan reflexiones sobre la comida mexicana, los lugares sagrados de los huicholes, la cultura del maíz, la migración indígena a la ciudad, exposiciones musicales y las manifestaciones religiosas, entre otros temas.
Manifestó que la publicación tiene entre sus objetivos ser una fuente de consulta para el análisis, además de dejar abierta la edición y así permitir a los lectores formular mecanismos para conservar el patrimonio cultural inmaterial conjuntamente con las comunidades de México.
Añadió que también existen opiniones encontradas sobre la conveniencia de separar, o no, lo material e inmaterial del patrimonio cultural.
En este sentido, dijo que a ella no le resulta conveniente una disociación, pues algunas prácticas como la religión se complementan con monumentos, templos, recintos, entre otros.
Bajo esta idea, la etnóloga participa con un ensayo en la publicación, en el que reconoce el valor de los estudios de los monumentos dedicados al culto, que han permitido conocer sus estilos arquitectónico y artístico, sus técnicas de elaboración, su iconografía, entre otros aspectos, aunque en ocasiones se deja de lado la importancia que tienen hoy en día para las poblaciones que los albergan.
Por eso, explicó, es necesario valorar los bienes comunitarios en su justa dimensión, observar la importancia que tienen en la reproducción sociocultural de los pueblos y, a su vez, que éstos puedan apropiarse de su valor histórico y artístico, así como conocer la relevancia que tienen en el contexto nacional.
Carmen Morales ha tenido a lo largo de su trayectoria acercamientos con las comunidades campesinas en Yucatán y Campeche, dedicadas a la siembra del maíz y cuya industrialización también es tema de debate. La elaboración del atole es tradicional en estas regiones, pero hay empresas que lo están procesando y comercializando.
En otro ensayo, se plantea la relación entre la danza y la música que unifica a las comunidades de la Huasteca durante la Danza de Negritos de Candil, una de las pocas que perdura vinculada al ciclo agrícola, y da a conocer las dificultades que se enfrentan para recuperar esta tradición, cuando las prácticas productivas que le dieron origen han desaparecido.
En los intentos de preservar dicha tradición, especialistas y comunidades han realizado un registro de la danza dentro y fuera de contexto, así como una transcripción musical, que produjo un disco con los formatos que la propia comunidad emplea en la ejecución del baile.
Para lograr esta tarea, los investigadores establecieron relaciones de colaboración con miembros de la localidad, entre ellos músicos y danzantes, con la finalidad de generar una dinámica que interese a los jóvenes a aprender los sones y las danzas que se ejecutan, y con ello, lograr su resignificación.
Con este panorama, Carmen Morales considera que la participación de las comunidades y el respeto a sus propuestas son premisas indispensables para crear un vínculo institucional en defensa del patrimonio.
México, 12 Mar. (Notimex)