Hoy me he levantado a 210 km del Polo Sur, ya en Latitud 88. Estoy muy cansado, agotado, y con las fuerzas justas para llegar al culminar mi objetivo.

Hoy es mi 39ª jornada de expedición, y calculo que me quedan otros 7 u 8 días hasta llegar al Polo.

Las mejores previsiones eran poder hacer los 1200 Km en 35 días, ese era el mejor de los escenarios posibles.

Serán finalmente más de diez días más de expedición. Diez días más de soledad, de frío, de frustación por no avanzar todo lo que tenía previsto, de miedo a quedarme sin provisiones, a no poder llegar, etc.

Está siendo especialmente duro este aspecto. No os imagináis, o quizá sí, la presión que supone calcular cada día las previsiones que me quedan para el resto del viaje.

He tenido que ir reservando parte de la comida de estos últimos días, para poder tener suficiente sustento en lo que queda.

Eso significa comer menos de lo que debería, tener menos aporte calórico, y sus consecuencias las empiezo a sentir en forma de fatiga extrema y frío.

Este último es lo que más me preocupa, sobre todo, cuando la siento en pies y manos.

Cualquier congelación sería en alguno de esos miembros, sería casi el final de mis aspiraciones, no tanto por la lesión en sí misma, sino también por las dificultades para realizar otras tareas muy importantes como montar y desmontar la tienda, por ejemplo.

Todos estas frustaciones y miedos sé que desaparecerán cuando llegue al Polo, pero hasta entonces tendré que seguir conviviendo con ellos.

No me rindo, sé que voy a conseguirlo. Pero os confieso que está siendo brutalmente duro.

Siento vuestro apoyo y eso me mantiene el ánimo. Gracias por estar ahí.

(BBC)