Tener amigos en la universidad, el trabajo, la calle donde vives o de escuelas anteriores, podría ser una de las cosas más benéficas para la salud. Así lo señala un estudio de la Universidad de Rochester, el cual asegura que, “aunque siempre se ha sabido que estar socialmente conectado impacta en la salud psicológica de las personas, es la cantidad de interacciones sociales que una persona tienen en los 20, y la calidad de relaciones sociales cuando está en sus 30, lo que podría ser la diferencia en una buena o mala salud”.

Y no se trata de consecuencias menores. Según el documento “las escasas conexiones sociales” podrían “incrementar el riesgo de muerte temprana”. Charyl Carmichael, quien condujo la investigación, indicó que “tener pocos lazos sociales es equivalente al riesgo del consumo de tabaco, y mucho más alto el de una persona que toma cantidades excesivas de alcohol o quien sufre de obesidad”.

La idea es terrorífica o por lo menos desalentadora en una realidad social que parece conectarnos con mucha gente por redes sociales, pero no tener realmente lazos emocionales fuertes, ni relaciones duraderas con las personas. De hecho, varios estudios han indicado que con mayor frecuencia las personas de 30 o más años se les dificulta iniciar nuevas amistades.

El informe da más detalles y se enfoca en el tipo de relaciones y la construcción de las mismas. “Si las interacciones sociales frecuentes que se realizan a los 20 años fueron beneficiosas, en el futuro ayudarán a construir un conjunto de herramientas que se elaborará más adelante; nos ayudan a averiguar quiénes somos”, dijeron los investigadores.

“A menudo es alrededor de esta época que nos encontramos con personas de diversos orígenes, con opiniones y valores que son diferentes a la nuestra, y nos enteramos de cómo manejar mejor esas diferencias”, dijo Carmichael.

En cambio la incidencia a los 30 años es diferente. Tener un alto número de interacciones sociales a los 30 años no trae beneficios psicosociales en el futuro, pero “los que a esa edad reportaron tener relaciones de calidad, íntimas y satisfactorias, reportaron niveles de bienestar y estabilidad”. De hecho, el compromiso social significativo fue beneficioso a cualquier edad, pero más aún a los 30 años que a los 20 años.

Cultivar a amigos y no tener miedo de hacer nuevos a cualquier edad es la gran conclusión de este estudio. Bien dice el dicho que “con amigos la vida es más sabrosa”.