Una cueva en la costa noroccidental de la isla de Sumatra, en Indonesia, alberga un notable registro de los mayores tsunamis del Océano Índico.

La caverna de piedra caliza, ubicada cerca de la ciudad de Banda Aceh, retiene los depósitos arenosos empujados hacia la costa por gigantescas olas producidas por terremotos durante miles de años.

Los científicos que estudian el sitio aseguran que contiene información importante para determinar la frecuencia de catástrofes como la que ocurrió en diciembre de 2004.

Para ello, los investigadores trabajan en la datación de los sedimentos, que pueden distinguirse fácilmente entre las capas de estiércol de murciélagos.

Excavación en la cueva de SumatraEl registro de tsunamis ocurridos entre 7.000 y 3.000 años atrás es impecable, según los científicos.

“Las arenas de tsunamis saltan la vista porque están separadas por capas de guano. No hay confusión en la estratigrafía”, explica Jessica Pilarczyk, participante en la investigación.

Aunque para realizar el trabajo de campo es necesario convivir con los actuales habitantes de la cueva, los científicos creen que el hallazgo tiene mucho valor.

“Los murciélagos se excitan cuando la gente perturba su espacio, pero desde el punto de vista geológico, esta cueva tiene la estratigrafía más increíble”, le dijo Pilarczyk.

La geóloga participa en estos días de la convención de la Unión Geofísica de EE.UU. (AGU, por sus siglas en inglés), la mayor reunión anual de expertos en ciencias de la Tierra.

Pilarczyk es parte de un equipo del Observatorio de la Tierra de Singapur, un instituto de la Universidad Tecnológica de Nanyang, que investiga la historia de la costa de la mayor isla de Indonesia.

La proximidad de Sumatra al límite entre la placa tectónica de Sonda y la indoaustraliana –y los enormes terremotos que allí ocurren– hace que su costa esté en riesgo de sufrir grandes inundaciones.

Por eso, entender con qué frecuencia ocurren estos eventos es importante para las políticas de prevención y planificación de la región.

Sólo las olas más poderosas

Entrada de la cueva de SumatraComo la cueva está elevada, sólo las olas más grandes pueden llegar.

La cueva sumatrana se encuentra a alrededor de 100 metros de la zona de la playa donde actualmente llega el agua en pleamar.

Su entrada está ligeramente elevada, y esto hace que sólo lleguen hasta ella las aguas provocadas por tsunamis o severas tormentas.

Pilarczyk y sus colegas han excavado zanjas a través de las franjas alternas de estiércol y arena para conocer la historia de la cueva.

Saben que se trata de depósitos originados por tsunamis porque contienen restos de organismos que habitan en el fondo marino, como foraminíferos microscópicos.

Y sólo las olas más poderosas son capaces de levantar ese material y transportarlo hacia la gruta.

Las investigaciones están en proceso, pero sus responsables creen que pueden tener entre manos depósitos originados por entre 7 y 10 tsunamis.

De acuerdo a la geometría de sitio, los científicos deducen que estos eventos fueron probablemente generados por terremotos de al menos 8 grados en la escala de Richter.

Devastación tras tsunami de 2004Según los científicos, probablemente no pasó nada como el tsunami de 2004 en 500 años.

Como ejemplo, la devastación causada el 26 de diciembre de 2004 surgió de un temblor de 9,2 grados.

Un registro impecable

La datación de los sedimentos se consigue a través del análisis por radiocarbono de los detritos orgánicos atrapados en las bandas de arena, como moluscos y trozos de carbón vegetal de antiguas fogatas humanas.

Los trabajos en marcha incluyen la datación de los restos de insectos comidos por los murciélagos que están inmersos en las capas de guano.

Hoy la cueva está tan llena de arena y estiércol que cualquier nuevo tsunami básicamente barrería y erosionaría los depósitos más recientes.

“El tsunami de 2004 inundó completamente la gruta”, dijo Charles Rubin, quien lidera al equipo de investigadores.

“En 2004 tomó a todo el mundo por sorpresa. ¿Y eso por qué? Porque nadie había estado observando el pasado para ver con qué frecuencia sucede, o si había sucedido antes.” – Kerry Sieh, director del Observatorio de la Tierra de Singapur

Sin embargo, la estratigrafía de hace entre 7.000 y 3.000 años atrás es impecable.

“Creemos que tenemos es una secuencia prácticamente completa de depósitos del Holoceno tardío. Esto es increíble porque normalmente los registros que tenemos son fragmentarios. Esta cueva costera es un centro de depósitos y nos está dando un retrato notable de varios miles de años, que nos permite descifrar todos y cada uno de los tsunamis ocurridos durante ese tiempo”, dijo Jessica Pilarczyk.

Lo que hasta ahora se deduce de esta investigación es que los mayores tsunamis no están espaciados de manera uniforme en el tiempo. Puede haber largos períodos de quietud, pero también hay grandes eventos separados sólo por unas pocas décadas.

Kerry Sieh, otro de los investigadores, opina que esta es una historia con moraleja.

“En 2004 tomó a todo el mundo por sorpresa. ¿Y eso por qué? Porque nadie había estado observando el pasado para ver con qué frecuencia sucede, o si había sucedido antes”, dijo Sieh.

“De hecho, porque la gente pensó que no había una historia de cosas como estas, creyeron que eran imposibles. Nadie estaba preparado, nadie se había fijado. Así que la razón de mirar hacia atrás es poder entender cómo funciona la Tierra y cómo podría hacerlo mientras la observamos”.

(BBC)