Las estrellas de mar han sido, por siglos, musas de canciones, inspiración de cuentos de hadas oceánicas, de fantasías navales. El más inofensivo de los animales marinos.

Hasta que investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Australia (AIMS, por sus siglas en inglés) encontraron su lado oscuro: una estrella de mar carnívora.

“Olaedas de estrellas de mar están devorando la gran barrera coralina australiana. En 27 años, esta especie ha consumido la mitad de la cobertura de coral de una forma alarmante”, dijo Katharina Fabricius, investigadora del AIMS.

Y el principal sospechoso de esta masacre coralina es la especie conocida como “corona de espinas” (nombre científico: Acanthaster planci).

“Hay varias razones para el declive de las barreras coralinas. Una de ellas son las tormentas. Sin embargo, el 42% de la pérdida es atribuida a la ‘corona de espinas’ y un 10% al blanqueamiento de los arrecifes. Esto contrasta con otras partes del mundo. En el mar Caribe, por ejemplo, el blanqueamiento es el responsable de un 70% de la pérdida de las barreras de corales”, explicó Fabricius.

El blanqueamiento ocurre cuando los corales se “estresan” debido al cambio en sus condiciones habituales, como un aumento en la temperatura del agua, o falta de luz o de nutrientes. Los corales expulsan las algas que viven en sus tejidos y quedan totalmente blancos.

Una de las razones del problema: el uso de fertilizantes en los campos de caña de azúcar.

Pero los científicos australianos están más preocupados por reducir la destrucción causada por la “corona de espinas”, que tiene la habilidad de ahogar el coral y darse un banquete con sus partes más carnosas.

“Estas estrellas son unas criaturas impresionantes. Pueden llegar a tener el tamaño de un plato grande y sus brazos están cubiertos de espinas”, explicó Craig Humphrey, el coordinador del proyecto SEASIM del Instituto de Ciencias Marinas de Australia, el simulador de ambientes marinos más grande del mundo.

“La ‘corona de espinas’ se monta encima del coral, invierte su estómago y digiere los tejidos del coral”, añadió Humphrey.

De hecho, el equipo de SEASIM se encuentra en medio de varios experimentos para encontrar una forma de reducir el impacto de esta estrella de mar en los corales.

“Pensábamos que era una especie con una dieta restrictiva. Pero las hemos puesto en un tanque junto a una porción de coral y lo han consumido todo en 12 horas. Son muy dañinas”, relató Humphrey.

Caña de azúcar: culpable

En el transcurso de los años se han registrado varios brotes de la “corona de espinas”, pero recientemente se han vuelto más frecuentes.

Y es posible que ello se deba al exceso de fertilizantes (nutrientes) vertidos al agua desde territorios en los que se cultiva la caña de azúcar, especialmente en la zona de Queensland, en el norte del país.

Los fertilizantes son echados a las corrientes de los ríos y acaban en el mar.

“Todo estos nutrientes también llegan a la gran barrera coralina. Actualmente en los corales de Australia se puede encontrar diez veces más nutrientes que en la era preindustrial”, explicó Fabricius.

Tanque de estudio marinoCientíficos afirman que la voracidad insaciable de la “corona de espinas” es dañina para
el ecosistema marino.

Veloz reproducción

Esa cantidad irregular de nutrientes en el mar ha sido caldo de cultivo para el crecimiento demográfico de la “corona de espinas”.

“Anteriormente, una mínima cantidad de larvas de esta estrella de mar sobrevivían hasta la adultez, pero con el aumento de nutrientes en el mar y en los corales, eso ha cambiado totalmente”, dijo Jonh Brodie, miembro de un grupo de investigación de la Universidad James Cook de Australia.

La “corona de espinas” también tiene entre sus particularidades su fecundidad: cada hembra puede producir entre 5 y 20 millones de huevos.

“La larva por lo general sobrevive en el agua por cinco semanas consumiendo fitoplancton”, dijo Brodie.

Y añadió: “Lo que han hecho los sembradores de caña de azúcar al utilizar fertilizantes es alimentar a estos fitoplancton. Ahora, con más fictoplacton, las larvas de la ‘corona de espinas’ tienen diez veces más opciones de sobrevivir”.

“Usualmente teníamos pequeñas cantidades de larvas que sobrevivían, ahora tenemos un gran número -10 millones por hembra-, así que cada arrecife tiene millones de animales creciendo en su interior. Esos son números increíbles”.

Por esa razón, miembros del grupo de investigación de la Universidad James Cook se encuentran trabajando con los sembradores de caña de azúcar de Queensland para reducir el uso de la cantidad de fertilizantes.

Y según Brodie, parecen estar teniendo cierto éxito en esa reducción.

La estrategia ha sido convencer a los cultivadores de que utilicen menos fertilizantes para ahorrar dinero y ayudar a proteger los lugares de pesca recreacional que utilizan en sus días de descanso.

(BBC)