¿Alguna vez han notado que la gente en el metro tiene mucha prisa? Tanta prisa como para no esperar a que la gente que viene llegando a la estación se baje del vagón antes de que todos se amontonen para entrar (como si otro tren no fuese a llegar en 5 minutos), o tanta prisa como para empujarse para salir del vagón sin respeto a la persona que va adelante, pisarle el pie y que se le salga el zapato a media estación (experiencia personal). Entonces ¿Por qué se quedan parados en las escaleras eléctricas? Y no sólo eso, a veces hasta se forman filas de “gente con prisa” para subirse a estas escaleras, detenerse en un mismo escalón y esperar a que éstas hagan todo el trabajo de subir o bajar por ellos.
La primera vez que noté esto fue gracias al video de una entrevista que se le hizo a los integrantes de la banda de grunge noventera, Nirvana. El bajista de la banda Krist Novoselic, mencionó algo que cambió mi forma de ver las escaleras eléctricas: “Gente parada en las escaleras eléctricas… ese es un testimonio de la pereza humana”, yo pensé: “¡wow, tiene toda la razón!” (Pensamiento profundo ¿no?). Desde ese entonces empecé a caminar en las escaleras eléctricas, y si éstas están completamente llenas de gente que no me dejarían avanzar, tomo las escaleras normales para bajar o subir.
Hace no mucho dentro de la estación Auditorio, empecé a bajar las escaleras eléctricas hasta que llegué a un escalón donde habían dos señoras, cordialmente le dije a la señora de la izquierda, la que realmente me estaba estorbando: ”¿Me da permiso, por favor?”, la señora que estaba en el lado derecho hizo un ruido extraño y me dijo un poco molesta que para eso estaban las escaleras normales. No quise entrar en un debate con la señora, entonces simplemente dije “las escaleras eléctricas no son elevadores” y seguí mi camino. Pero no quedó ahí, el recuerdo de esta señora diciéndome algo, en mi opinión, tan ilógico, se quedó en mi mente, acosándome y burlándose de mí. Así que hoy decidí salir y demostrarle al mundo que yo estoy en lo correcto ¡y esa señora no!
¿Qué hice? Muy sencillo. Agarré mi libreta y un cronómetro, esperé a que las escaleras estuvieran vacías y comencé. Subí por las escaleras eléctricas, pero me quede parado en el mismo escalón hasta llegar a la parte superior, 36 segundos me tomó hacer eso. Una vez arriba el paso lógico fue bajar haciendo exactamente lo mismo. Esto me tomó 35 segundos, lo cual me pareció bastante lógico. Procedí a subir las escaleras normales, escalón por escalón y a un paso que yo consideré no era ni muy rápido ni muy lento. A los 31 segundos me encontraba en la parte de arriba. Así que lo que seguía era bajar al mismo ritmo, 27 segundos después pisaba el último escalón. Con estos datos surge la pregunta ¿a poco es más rápido subir las escaleras normales que estar parado en las eléctricas? Respuesta: Aunque no por mucho, al menos en mi caso, sí. Puede haber gente que suba más pausado, pero mucho más lento definitivamente no es.
Quedaban dos pruebas por hacer: la primera fue subir y bajar las escaleras normales lo más rápido posible. En conjunto me tardé 32 segundos (17 para arriba y 15 para abajo). Faltaba la última prueba, la que me ayudaría a comprobar que la persona que inventó las escaleras eléctricas no lo hizo para que la gente se quedara parada en ellas como si fuera un elevador (al menos, claro, que no tengas la capacidad de subir o bajar normalmente, como si se es de edad avanzada o se tiene algún problema motriz, etc.). Me subí a las escaleras eléctricas pero no me quedé parado esta vez, oh no… esta vez caminé. Subí uno por uno los escalones y en menos de 16 segundos mi viaje había terminado. Para bajar fueron menos de 15 segundos. ¡Lo había logrado! Lo único que pude hacer fue sonreír satisfactoriamente y sentarme unos cinco minutos en lo que recuperaba el aliento.
¿A qué conclusión podemos llegar? No sólo es mucho más eficiente caminar en las escaleras eléctricas, sino que hasta es más eficiente caminar en las escaleras normales que quedarse parado en las eléctricas. Además de contribuir a bajar las cuatro gorditas de chicharrón que te pudiste haber comido en el puestito de afuera del metro, también hace que llegues más rápido a tu destino. Entonces ¿Por qué la gente hace esto? ¿Flojera? ¿Apatía? ¿Pocas ganas de llegar al trabajo? No lo sé, esa es la eterna contradicción del metro. ¿Alguna solución? Como el mismo Kurt Cobain le dice a su compañero de banda: “La gente que no quiere caminar se debería de parar en el lado derecho y así dejar pasar a los que quieran hacerlo”.