Sheija al Mayassa, la directora de la Autoridad de Museos de Qatar, fue nombrada por la prestigiosa revista de arte internacional ArtReview como la persona más influyente en el mundo del arte.
El extraordinario poder adquisitivo de al Mayassa -que pertenece a la familia real qatarí- y su agenda para desarrollar galerías, patrocinar festivales de cine y apoyar arte público fueron algunas de las razones para el nombramiento.
Individuos y familias multimillonarias siempre han jugado un papel importante, pero la presencia y posición de Sheija al Mayassa pueden significar una transformación del ámbito artístico con cambios en el mercado, en la tenencia y en la definición del arte.
Algunos críticos no ven la transformación como positiva y advierten que representa una amenaza para el patrimonio artístico de las naciones.
“Vasto poder adquisitivo”
En 2008, al Mayassa inauguró un festival de cine vinculado al Tribeca, en Nueva York, que dirige el actor Robert De Niro.
Su nombre completo es Sheija al Mayassa bint Hamad bin Jalifa al Thani de Qatar. Tiene 30 años y es la hermana del nuevo emir de Qatar, una de las pequeñas naciones en la península Arábiga que deriva su riqueza del petróleo.
Esa riqueza es lo que le ha permitido a Sheija al Mayassa, como directora de la Autoridad de Museos de Qatar (QMA), invertir alrededor de US$1.000 millones al año en la compra de piezas de arte para museos en su país, así como el desarrollo de galerías, la creación de filiales de festivales internacionales de cine en Doha, la capital, y el patrocinio de arte público.
Educada en una universidad en Estados Unidos, al Mayassa lleva varios años al mando de la QMA. Durante este período supervisó el término del excelente Museo de Arte Islámico, en Doha, la creación de un museo de arte árabe moderno y está a cargo de un programa de exposiciones que actualmente incluye una retrospectiva del artista británico contemporáneo Damien Hirst, en la galería Al Riwaq.
“Qatar parece querer adquirir influencia y estatus internacional. Otro factor podría ser el deseo de competir con Abu Dhabi y Sharjah por el puesto de centro cultural de la región”
Will Gompertz, editor de Arte de la BBC
“El vasto poder adquisitivo de su organización” fue citado por la revista ArtReview como una de las razones por las que la denominaron este año como la figura más influyente en el mundo del arte.
Cuánto ha gastado y en qué han sido parte de las especulaciones en torno a las adquisiciones de arte occidental de la QMA. Se sabe que Sheija realizó una compra desenfrenada sin precedentes en casas de subasta y ventas privadas para llenar sus nuevos museos.
Se piensa que importantes obras del artista pop estadounidense Andy Warhol, de Jeffery Koons, Mark Rothko, Roy Lichtenstein (también estadounidenses) y de los británicos Francis Bacon y Hirst encontraron su camino hasta Qatar.
Lo mismo con los “Jugadores de Naipes” pintado en 1895 por el postimpresionista francés Paul Cezanne, el único cuadro de esta famosa serie que seguía en manos privadas, por el cuál se cree que Sheija al Mayassa pagó US$250 millones, un récord.
Patrimonio cultural
Esas arcas tan profundas han puesto a temblar las organizaciones protectoras del patrimonio cultural de varios países, cuyos relativamente moderados presupuestos no pueden competir en el mercado.
Según el diario francés Le Figaro, al Mayassa pagó 50 millones de libras esterlinas, unos US$80 millones, por el óleo “Niña con Paloma” una de las primeras y más importantes obras de Pablo Picasso que formaba parte de una colección británica.
El gobierno de Reino Unido intentó imponer una prohibición a la exportación del cuadro mientras recaudaba el dinero para comprarlo de vuelta, pero fracasó.
En ese entonces, el presidente del Comité de Revisión del Consejo de Artes de Gran Bretaña, Lord Inglewood, calificó la pérdida del cuadro de “una gran vergüenza”.
En medio de un debate que puede ver el arte como vehículo de ideas y estética o un bien comerciable e intercambiable, la interrogante es qué va a suceder con todos estos cuadros y esculturas en manos qatarís.
Se sabe que la familia real de Qatar se está preparando para su gran “debut” internacional como sede de la Copa Mundo de Fútbol en 2022. El gobierno está invirtiendo más de US$150.000 millones en proyectos y la cultura forma gran parte de ese plan.
El editor de arte de la BBC, Will Gompertz, escribe que Qatar parece querer adquirir influencia y estatus internacional. Otro factor podría ser el deseo de competir con Abu Dhabi y Sharjah (de los Emiratos Árabes) por el puesto de centro cultural de la región.
Pero Qatar también quiere anticipar la transición a largo plazo de una nación cuya economía está basada en su riqueza de gas y petróleo a una que esté basada en el conocimiento, comenta Gompertz.
Un concepto que compagina bien con el desarrollo cultural de la nación.