“Muchos quisieran que me mostrara arrepentida y que suplicara perdón por mis pecados pasados, pero la vida no funciona así. Una toma decisiones, es consecuente con ellas y sigue para adelante”. Sasha Grey (nacida Marina Ann Hatzis en 1988), es escritora (suya es La sociedad Juliette, editada por Grijalbo), DJ de música industrial, fotógrafa, cantante… y actriz porno tan reconvertida en actriz de cine comercial que hoy protagoniza Open windows, la nueva película de Nacho Vigalondo.
Hoy Grey dice tener tiempo para todo. No es de extrañar. Durante cinco años de su vida, de 2006 a 2011, fue capaz de rodar hasta 400 películas X. Fue, y todavía es, el icono de un nuevo tipo de actriz del cine para adultos: la primera estrella del 2.0, la primera en ser consciente de la capacidad de la Red y de las redes sociales y en ser capaz de rentabilizarlas.
Me pasa como a mi personaje: las dos somos vistas como objetos y nadie sabe quiénes somos en realidad
En Open Windows interpreta a una actriz (de nombre Gill Godard) que, harta del circo de Hollywood, decide dejarlo… para ser secuestrada por un perturbado (Neil Maskell, el psicópata de la serie Utopía). La ficción, en este caso, no supera a la realidad: “Sí, por supuesto que me han acosado por Internet. No tiene mucha importancia, porque es fácil ignorarlo cuando no hay una presencia física y el acosador se esconde detrás de una pantalla. En el mundo real es otra cosa: a mí me han acosado y te aseguro que no es nada agradable”. Lo sabemos. Vaya donde vaya, y a pesar de que por la calle es difícil reconocerla, se anda con cuidado.
Durante el rodaje de la película en Madrid, sus agentes tuvieron especial cuidado en que no trascendiera el lugar en el que se hospedaba. “No solo me pasa a mí: hay muchas mujeres que no tienen nada que ver con el cine o la música a las que les ocurre. Internet proporciona las herramientas para que quien quiera hacerlo lo pueda llevar a cabo de una manera más sencilla”.
Las similitudes entre Sasha Grey y Gill Godard no acaban ahí: “Hay una extraña dualidad entre mi carrera y la de mi personaje, una es el reflejo de la otra: las dos somos vistas como objetos y nadie sabe quiénes somos en realidad. Eso no significa que actores con otro currículum no se hayan sentido cosificados, pero desde luego, creo que yo me he sentido mucho más mujer objeto tanto psicológica como físicamente”. Se le escapa una risita sincera rememorando, tal vez, sus años en el cine para adultos.
Además de actriz, Sasha es empresaria. Fundó su propia productora, y dirigió sus propias películas. Por si fuera poco, rodó con un genio como Steven Soderbergh una obra maestra como The Girlfriend Experience (2009). Así que a uno le pica la curiosidad por saber si le dio instrucciones al equipo técnico de Open windows a la hora de filmar: “(Se parte de risa) No, no creo que necesiten mi opinión. Pero ha sido realmente curioso, porque no es el tipo de rodaje al que estaba habituada. Aquí, a diferencia del cine adulto, a veces teníamos hasta quince cámaras filmando y, claro, no sabía a cuál tenía que mirar, cómo me debía colocar…”.
Especialmente extraña se sintió rodando la escena en la que aparece desnuda. Debió ser un momento memorable: si para el equipo fue algo violento, como han confesado, para Sasha, protagonista de las míticas Fuck Slaves (“Esclavas del sexo”) oAnal Artists (sobra traducirlo), tampoco fue muy normal: “Mi personaje debía ser consciente de su sexualidad y de cómo puede manipular a las personas con su cuerpo. Solo quería hacerlo y comunicar lo que me habían pedido. No estaba desnuda por el mero hecho de estar desnuda. Si alguien quiere verme en pelotas solo tiene que buscar en internet”. Quien prefiera verla en la pantalla grande, tiene una cita distinta.
Fuente: El País