Las creencias equivocadas y las distorsiones son un obstáculo contra la prevención, más cuando esa mitificación gira entorno a una enfermedad tan delicada como el cáncer de seno, el segundo que más muertes causa en el planeta.
El cáncer de mama es una de las enfermedades que más aqueja a las mujeres de todo el mundo. Aunque los avances y descubrimientos en esta materia son cada vez más esperanzadores, según el último informe de la Agencia Internacional para la Investigación de Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2012, 1,7 millones de mujeres en todo el mundo pasaron a engrosar la lista de féminas que ya conviven con esta dolencia. Leer el siguiente artículo sobre los tipos de cáncer más mortíferos.
El aspecto positivo es que este tipo de tumores es uno de los que más avances ha logrado en lo que a efectividad de tratamiento se refiere. Sin embargo, existen muchos mitos en torno a este tipo de cáncer que no hacen ningún bien a las mujeres, ni a la prevención y control del mismo.
Uno de ellos, como apunta la doctora Sandra Díaz, del Instituto Nacional de Cancerología, es la creencia de que cuando una mujer siente dolor en los senos inevitablemente es un signo de que padece cáncer. De hecho, “menos del 6% de las pacientes que son diagnosticadas tienen dolor en las mamas”, asegura. Por el contrario, y en palabras de la especialista, un signo clínico importante para detectar la presencia de un tumor en los senos es la secreción de sangre a través del pezón. “Que sea, además, espontánea y persistente es un síntoma que requiere consulta de manera prioritaria, toma de exámenes diagnósticos como mamografías y ecografías y resección de los conductos terminales”.
Esta es solo una de las difamaciones que hay sobre de este tipo de tumor. Tanto es así que se debe tener mucho cuidado con las informaciones que se filtran sobre qué puede generar cáncer, fomentar su aparición o prevenirlo, porque la mayoría de ellas son erróneas o están distorsionadas.
La doctora Sandra Díaz desmonta los mitos más extendidos.
1. El café incrementa el riesgo de cáncer de seno. Ni el café, ni ninguna bebida oscura, como la guardan ninguna relación con la aparición de esta enfermedad ni con el dolor mamario.
2. Las enfermedades fibroquísticas son un factor de riesgo. Este tipo de dolencias no repercuten en la aparición de este tipo de cáncer.
3. Cualquier masa en el pecho es un tumor. Es recomendable acudir al especialista en caso de detectar un bulto en el seno para quitar toda sospecha, pero existen nódulos benignos o ligados a otras patologías que nada tienen que ver con el cáncer.
4. Utilizar desodorante fomenta la aparición de tumores en el pecho. En ningún caso este tipo de productos de aseo tiene ese efecto, como se viralizó en redes sociales y correos spam, al margen de su calidad, la marca que lo produzca o del grado de transpiración que aporte.
5. Hacerse mamografías preventivas no causa la aparición de tumores en las mamas. No existe ninguna evidencia científica que haya demostrado que, con la dosis actual de radiación que se emplea en la realización de las mamografías, se induzca el cáncer de mama. Sin embargo, las mamografías como método de diagnóstico precoz sí que actúa en beneficio de la diminución de la mortalidad por este tipo de cáncer.
6. La presencia de cáncer de mama en las mujeres de la familia asegura que las progenitoras también lo padecerán. Efectivamente, el antecedente familiar en primer grado (madre, hermana o hija) es un factor importante en la aparición de tumores en las mamas, pero no es una ciencia cierta. También son factores de riesgo la presencia de mutaciones genéticas BRCA 1 y 2, el haber estado bajo los efectos de radioterapia sobre la pared del tórax a una edad joven o la obesidad en las mujeres menopáusicas, entre otros.
7. No es recomendable realizar mamografías a mujeres que padecen cáncer de mama antes de los 50. Totalmente falso. Existen dos tipos de mamografía. La primera, la de tamizaje y es aquella que se lleva a cabo en mujeres asintomáticas entre los 50 y 69 años cada dos años, según las recomendaciones de la guía de atención integral de cáncer formuladas por el Instituto Nacional de Cancerología. La segunda se denomina mamografía diagnóstica. Esta debe realizarse obligatoriamente a toda mujer con síntomas, antecedentes o signos clínicos a partir de los 35-40 años. A una edad menor, la capacidad diagnóstica de la prueba es muy baja debido a la alta densidad del tejido mamario en las mujeres jóvenes.
8. La vitamina E actúa positivamente contra el cáncer de senos. No se ha demostrado científicamente que esta vitamina prevenga o reduzca las probabilidades de padecer esta enfermedad.
Fuente: Fucsia