Arreglarte para salir significa algo distinto para cada mujer. Para algunas, es una experiencia sagrada, para otras, se siente como una obligación.

La mayoría han pasado por distintas etapas a lo largo de los años y ya habrán conseguido justo el equilibrio entre que le dan demasiada importancia y que nos les importa para nada su imagen. Observemos cómo van evolucionando los días de arreglarte el maquillaje y cabello.

1. Experimentación

Esto es cuando apenas estas usando maquillajes por primera vez. Normalmente usas un poco, pero de repente quieres hacer algo atrevido de lo cual te arrepientes después. Ni sabes como aplicarlo de manera pareja, olvidate de escoger los colores de la temporada.

2. Dedicación

Ya más o menos le entiendes a las cosas a estas alturas y cada detallito tiene que estar perfecto. Si tu pelo no queda exactamente como lo quieres, te arruina el día. Empiezas con el delineador y de repente te estas despertando una hora antes para tener tiempo de hacer todo con calma. En este entonces creías que ya eras una experta, pero viendo las fotos ahora sabes que te faltaba mucho por aprender.

3. Colaboración

Esta etapa normalmente involucra a un mínimo de otras cinco mujeres y un poco de vino. Durante esta etapa, arreglarse era un evento en sí. Hay música de fondo, el olor a pelo planchado y los méritos de un enchinador de pestañas son tema de discusión. Pasas más tiempo arreglándote que estando fuera.

4. Maduración

Bienvenida al mundo real. Se espera de ti que llegues presentable al trabajo y sueles verte un poquito mejor para entrevistas u ocasiones especiales. Además, intentas mantener los días entre semana tranquilos. En los fines de semana es cuando si te pones seria, especialmente para citas o una noche con tus amigas.

5. El desinterés

¿Quizá secarás tu cabello? Aveces simplemente no hay tiempo para eso antes del trabajo. Quizá y hasta te hayas vuelto en esa mujer que se pone el maquillaje en el coche. Y si tienes hijos, simplemente olvidalo.

6. La auto-actualización

A estas alturas ya sabrás cómo distinguir entre que si una ocasión vale la pena pasar un rato más frente al espejo o no. Si la ocasión es especial, luces lo mejor que puedes, si es algo cotidiano, dejas que tu piel descanse.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.