Desde la etapa intrauterina un niño puede padecer estrés, por lo que no es mito el hecho de que las emociones de la madre pueden ser transmitidas al bebé durante el embarazo, especialmente si se trata de ansiedad o tensión, dijo la psicóloga Esmeralda Yelisse García Ortega.

La experta señaló que “desde el vientre de la madre, todo lo que ella vive en el embarazo, si recibe golpes, gritos, malos tratos, automáticamente, mediante los neurotransmisores y hormonas lo transmite al bebé y lo está sometiendo a todo ese estrés”.

García Ortega señaló que las situaciones de estrés en el niño pueden tener diversas causas tales como: la separación materna, acoso escolar, problemas académicos, muerte o pérdida de familiares.

Asimismo, añadió, presiones de amistades, presenciar escenas de agresión en la televisión o en alguna película, divorcio y separación de los padres, violencia intrafamiliar e incluso, por situaciones como tener que acudir al médico próximamente.

Sin embargo, para considerarse como una patología, el niño debe experimentar episodios de tensión, por lo menos durante un mes, y no de forma esporádica como ocurriría con otro tipo de eventos o situaciones.

Síntomas

El estrés en los niños y las niñas puede arrojar diversos síntomas como problemas para conciliar el sueño o dormir demasiado, pérdida del apetito, irritabilidad, dificultades escolares, mostrarse retraído, tener pesadillas nocturnas y en sí todo tipo de cambios que se produzcan en ellos de forma abrupta.

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Otro aspecto son las enfermedades físicas, debido a que hasta un 80 por ciento de patologías psicosomáticas son originadas por el estrés, por lo tanto, el niño estresado puede presentar frecuentemente dolores de cabeza, alteraciones gastrointestinales, vómitos y náuseas, e incluso problemas para el control de esfínteres.

Cómo ayudar a un niño estresado

Si se trata de niños muy pequeños, lo ideal es que los padres sean quienes busquen orientación psicológica, debido a que recomienda la terapia infantil a partir de los 4 años de edad.

Sugirió que a fin de prevenir y disminuir episodios de estrés en el niño, pueden adoptarse ciertas medidas, como procurar que se tenga un buen descanso, brindarle una alimentación adecuada y saludable.

También es conveniente inscribirlo en actividades lúdicas sin excederse, debido a que el no tener tiempo libre para él puede estresarlo, priorizar el diálogo entre padres e hijos e incluso en la medida de lo posible, anticiparlo o “prepararlo” ante eventos estresantes.