Escenas apocalípticas con una densa niebla de contaminación han provocado en días recientes la virtual clausura de varias de las principales ciudades chinas, y entre ellas Shangái y Harbin.
La capital, Pekín, está entre las áreas urbanas donde la polución excede diariamente los límites de seguridad impuestos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, un alto cargo del sector medioambiental del gobierno chino dijo ser “optimista” al ser consultado sobre este problema.
Las razones que motivan su optimismo incluyen un plan de casi US$300.000 millones lanzado por las autoridades chinas para limpiar los gases generados por el tráfico y las centrales eléctricas.
Ejemplos de otras ciudades
Wang Bin, jefe de la sección de calidad del aire de la Oficina de Protección Medioambiental de Pekín, destaca el éxito que otras ciudades del mundo han tenido en su lucha contra el smog.
“Se puede ver en esas grandes ciudades como Londres en Reino Unido, Los Ángeles en Estados Unidos y Tokio en Japón, todas han tenido graves problemas de aire en el pasado. Por ejemplo, Londres fue apodada como ‘Ciudad del Smog’ a raíz de su rápida industrialización”.
“Pero su situación ha mejorado mucho y su aire es realmente mejor ahora. La polución de Pekín no es tan severa”, asegura Bin.
“Nos hemos movido rápido para enfrentar este asunto. Tengo confianza de que alcanzaremos un buen nivel de calidad de aire y cambiaremos nuestra capital por una futura Pekín verde”.
Las medidas específicas incluyen el cierre de las centrales eléctricas que quemen carbón dentro de la ciudad, o el cambio a combustibles más limpios.
Un nuevo sistema de lotería con muy pocos ganadores restringe el aumento de nuevos coches y conductores. Pekín ya tiene cinco millones de automóviles en sus calles, y los más ecológicos tendrán prioridad.
Más allá de eso, una gran apuesta por las energías renovables –como la hidroeléctrica, la eólica y la solar– está pensada, en parte, para reemplazar la generación de energía por carbón, el combustible más barato y más contaminante.
Smog en aumento
Pero a pesar de los esfuerzos, mucha gente aún no está muy segura de que estas acciones sean lo suficientemente drásticas o de que esté justificado el optimismo oficial.
Jia Yi, madre de mellizas de 7 años, dijo que teme por la salud de sus hijas.
Ella insiste en que Ji Xiang y Ru Yi usen mascarillas los días en que los niveles de polución son altos.
“Hay tanta gente y coches en Pekín y eso tendrá una influencia en la salud de mis hijas. Yo creo que este no es un buen lugar para vivir”, dijo Yi.
“Así que, si la educación de las niñas no se ve afectada, yo preferiría ir alguna parte en el sur de China con mejor aire y medio ambiente”.
“Mi sensación personal es que en los últimos dos años se ha elevado la frecuencia del smog en Pekín –tenemos cifras que lo prueban– y además su densidad se está incrementando”, dice Pan Xiao-chuan, que estudia la polución del aire en la Escuela Universitaria de Salud Pública de Pekín.
“Esto significa que las figuras de PM 2,5 (partículas respirables en suspenso) y PM 10 (partículas finas en suspenso) son realmente altas cuando hay mucho smog en Pekín”.
PM 2,5 y PM 10 son dos tipos de polución que involucran partículas que no se pueden ver a simple vista, con diámetros de menos de 2,5 o 10 micrones.
A menudo, consisten en fragmentos de combustible que no se quemó y son lo suficientemente pequeñas como para llegar hasta los pulmones o incluso, las más diminutas, como para pasar al torrente sanguíneo.
La OMS establece un límite máximo de seguridad para un período de exposición de 24 horas: 25 de las partículas PM 2,5 por cada metro cúbico de aire.
La mayoría de las ciudades chinas tiene niveles que superan de forma cotidiana las 200 partículas PM 2,5. Una vez, en Pekín se registraron 800.
Dados los riesgos de problemas respiratorios y cardiovasculares que suponen, Pan Xiao-chuan sostiene que la publicación diaria de las cifras de polución tiene “un valor muy importante para la salud pública”.
Hasta hace poco, las autoridades chinas no difundían datos de PM 2,5, incluso aunque las lecturas de este tipo de polución eran publicadas por la embajada de Estados Unidos en la capital.
Pero esto provocó una gran indignación en las redes sociales durante un evento de smog particularmente intenso en 2011 y se impulsó un cambio de política.
“Esto advierte a la gente cuándo pueden salir o si es mejor quedarse en casa, y cómo los niños y los ancianos deben protegerse”, dice el investigador chino.
Crecimiento económico vs ecología
La amenaza de la polución del aire se toma en serio: un colegio para niños expatriados tomó la drástica decisión de sellar parte de su patio de recreo.
Una cúpula inflable gigante en la Escuela Internacional de Pekín sirve como espacio aislado con aire filtrado libre de contaminación.
Gerrick Monroe, director de operaciones de la escuela, contó que tomaron esta medida después de que los niveles de polución impidieran a los niños salir durante 20 días consecutivos.
A largo plazo, se espera que las acciones del gobierno comiencen a surtir efecto.
“En años anteriores, la gente no habría estado de acuerdo con la idea de ralentizar la economía para tener un entorno más verde.” – Zhang Shiqui, científico de la Universidad de Pekín
Pero Zhang Shiqui, un reputado científico medioambiental de la Universidad de Pekín, dice que encontrar el equilibrio entre el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la salud pública supone “un enorme desafío para China”.
“Creo que depende enormemente de que China pueda introducir con éxito una estrategia de restructuración y, en segundo lugar, de que pueda cambiar a fuentes de energía más limpias y de que los consumidores cambien sus comportamientos”.
“En años anteriores, la gente no habría estado de acuerdo con la idea de ralentizar la economía para tener un entorno más verde”.
“Pero después del evento de PM 2,5 en 2011, la gente tiene una gran conciencia de la polución del aire y está dispuesta a mejorar el medio ambiente”.
“Por otro lado, aunque China tiene un gran crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto), aún es muy bajo per cápita, así que debería mantener un crecimiento económico adecuado para resolver el problema de la pobreza”, dice Shiqui.
La realidad es que reducir la polución en China tomará años e incluso décadas, pero una combinación de conciencia pública y tecnologías más ecológicas pueden ayudar a acelerar el proceso.