Está claro que en el sexo todo se vale. Que es necesario experimentar y que todo lo que hagamos de acuerdo con nuestra pareja está permitido. Pero debemos tener en cuenta la salud. En los medios de comunicación los últimos meses se ha estado hablando de varias prácticas “novedosas”. Veámoslas.
Tampovodka
Esta práctica, según parece común entre las adolescentes, consiste en usar tampones empapados en vodka ya que los emborracha y les ahorra llegar a casa con el olor a alcohol en el aliento. No está claro si es muy habitual o una broma que circula por la red pero se debe tener en cuenta que el alcohol puede dañar las paredes vaginales y aumentar el riesgo de infecciones. No es una práctica únicamente femenina, en su defecto, los chicos introducirían el tampón en el ano. Parece ser que el uso del tampón de vodka surgió entre los adolescentes en EUA, donde se conoce como slimming.
Eyeball licking o lamer córneas
Ésta llamativa práctica es la que está de moda en Japón y consiste en lamer la córnea de tu pareja. Según parece la sensación es muy placentera. Un conocido diario recalca que esta extraña manera de quererse es la siguiente etapa una vez que se han cansado de los besos tradicionales. La córnea tiene una gran número de terminaciones nerviosas, por lo que es una zona muy sensible y al ser estimulada proporciona placer. Esta moda ha originado una gran preocupación entre los expertos ya que el ojo no está preparado para estar en contacto con la lengua y se pueden desencadenar graves y numerosas patologías oculares, como conjuntivitis, clamidia y úlceras corneales.
Sexting
Es un término anglosajón que une “Sex” (sexo) y “Texting” (texto) que consiste en el envío de textos, inicialmente que ha evolucionado al envío de fotografías o vídeos de tipo sexual, producidos por el propio remitente, utilizando para ello el teléfono móvil u otro dispositivo tecnológico.
Por norma general estos contenidos son producidos por los protagonistas de los mismos o con su consentimiento. No es necesaria coacción ni en muchos casos sugestión, ya que son contenidos que alguien crea normalmente como regalo para su pareja o como una herramienta de coqueteo. Es decir, generalmente el propio protagonista es el productor de los contenidos y el responsable del primer paso en su difusión. El sexting no es un fenómeno exclusivo de adolescentes. También los más mayores difunden fotografías propias de carácter sexual. De hecho, datos de Estados Unidos revelan que la incidencia del sexting entre los adultos es superior a la detectada entre los propios menores: un 31% de las personas de 18 a 29 años han recibido sexts, y un 17% en la franja de edad de 30 a 49.