Un recorrido turístico organizado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires plantea la posibilidad de mirar la capital argentina desde lo alto. Observatorios, azoteas de edificios míticos y balcones con historia forman parte del programa Miradores de Buenos Aires.
“Buenos Aires está ubicada en una llanura y es imposible percibirla en su totalidad. De ahí la necesidad de un programa de observación desde la altura. Estas visiones nos permiten comprender su magnitud, su borde curvo, su extensión hacia el conurbano (la periferia), reconocer la arquitectura de nuestra ciudad famosa en el mundo por la calidad de sus estilos”, explica Néstor Zakim, coordinador del programa.
Son cuatro los edificios emblemáticos que forman parte del recorrido turístico: la Galería Güemes, la Basílica de Santa Rosa de Lima, el Hotel Panamericano y el Automóvil Club Argentino.
Sin duda, la Galería Güemes con su esplendor arquitectónico de comienzos del siglo XX es la estrella edilicia de este paseo turístico. Un edificio de casi cien años y más de 15.000 metros cuadrados donde todo brilla: techos abovedados, pasillos, decoración art-nouveau, mármol, cristales y bronces.
La mítica Galería Güemes
Recuperada en 2005, la galería está ubicada en la célebre peatonal Florida. Una de sus cuatro torres ofrece un mirador de 77 metros de altura con una vista de 360 grados. Puede albergar hasta 25 personas a la vez y permite observar los cuatro puntos cardinales de la capital argentina. Si el cielo está despejado, se puede ver incluso la vecina localidad de Colonia en Uruguay.
La galería, inaugurada en 1915, ofrecía además instalaciones de vanguardia para la época: 300 oficinas, confiterías en los pisos superiores, 70 departamentos para vivienda y en su subsuelo un teatro y un cabaret, que todavía funcionan para espectáculos de tango. “Ha estado Carlos Gardel, personajes vinculados a la farándula porteña e incluso, en los últimos años, la presencia de artistas internacionales como el director Alan Parker y los actores Antonio Banderas y Madonna quienes filmaron aquí escenas de la película Evita”, cuenta Zakim.
En el hall de entrada de la galería, hay una placa en honor al famoso piloto y escritor francés Antoine de Saint- Exupéry. El autor de “El Principito” vivió en uno de los apartamentos de este antiguo edificio durante su estadía en Argentina entre 1929-1931.
Entre torres y vistas de la ciudad, escribió su texto “Vuelo Nocturno”.
El arquitecto Zakim resalta también la importancia de la Galería Güemes en la literatura local: “Cortázar escribió sobre esta galería. En un circuito imaginario, integra las visiones nocturnas de Buenos Aires y París a través de sus galerías”. Zakim se refiere al cuento “El otro cielo” del célebre escritor argentino.
Techos redondos
“Las cúpulas juegan un papel fundamental en Buenos Aires. Sirven para identificar a los edificios en el skyline urbano, por eso tienen diferentes formas y envergaduras”, cuenta el coordinador del programa Miradores de Buenos Aires.
La Basílica de Santa Rosa de Lima, en el barrio de Congreso, es la tercera cúpula en tamaño de Buenos Aires y la segunda en diámetro después de la del Parlamento, que se observa desde este mirador. Es de estilo neo-románico con la sucesión de columnas con capiteles y los arcos de medio punto. El color verdoso se debe a las escamas de cobre que recubren su superficie.
Construida entre 1928 y 1934, la vista que ofrece su terraza muestra una ciudad de piedra a la vista, tejas coloniales de color rojo, techos redondos, arcos, balcones adornados.
Zakim agrega una nota de color sobre Santa Rosa de Lima: “Dicen que el arquitecto se inspiró en la Basílica de Sacré-Cœur de Montmartre en Francia”.
Obelisco de vacaciones
El lujoso Hotel Panamericano en el centro porteño es el tercer mirador. Las instalaciones cuentan con un spa y una piscina en el último piso; desde sus ventanales y balcón se obtienen originales vistas de la ciudad de Buenos Aires.
“La ventaja que tenemos es que desde esta altura podemos observar la zona central de la ciudad y todo su gran desarrollo hacia el norte y también ver zonas aledañas como la del conurbano”, cuenta el arquitecto Zakim.
La Avenida 9 de Julio, una de las más anchas del mundo con sus 140 metros de ancho, permite observar la densidad construida en torno al hotel. Y sobre todo, disfrutar de cerca el Obelisco, un hito de Buenos Aires.
Zakim continúa: “La gran cantidad de rascacielos marcan las distintas etapas del racionalismo arquitectónico que se fue modificando con el tiempo”. El racionalismo es una corriente que surgió a comienzos del siglo XX en contraposición a la estética decorativa del Art Nouveau. El famosos arquitecto francés Le Corbusier fue el gran promotor de este estilo despojado y funcional.
Por todos lados, el Río de la Plata
Uno de los aspectos que se repite desde los miradores es la gran visión del estuario del Río de La Plata.
El restaurant del Automóvil Club Argentino (ACA), en el barrio de Recoleta, nos permite observar la zona norte de la ciudad y una parte del Río de la Plata que no se ve desde los otros miradores.
Zakim describe la vista desde el balcón de este emblemático edificio racionalista de los años 40: “Tenemos la visión del Puerto Nuevo inaugurado en 1925, donde están las grandes centrales termoeléctricas construidas a principios de la década de los años treinta”.
Este edificio del ACA ha albergado a grandes figuras del automovilismo como Juan Manuel Fangio –el piloto argentino quíntuple campeón de Fórmula 1- y Stirling Moss -el gran campeón inglés-.
El programa Miradores de Buenos Aires es gratuito pero con inscripción previa. Se puede encontrar información en el portal de Turismo de la ciudad.