Al presentar el libro “Los Tamayo, un cuadro de familia”, de María Elena Bermúdez, el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, destacó la grandeza de esta obra, indispensable para conocer desde otro ángulo la vida personal, profesional y artística de Olga y Rufino Tamayo.
En el auditorio del museo que lleva el nombre del artista plástico oaxaqueño, Tovar y de Teresa subrayó anoche que Rufino Tamayo “tiene una dimensión que no puede deslindarse de Olga. Un personaje que me sedujo y fue muy generosa conmigo desde que la conocí”.
Agregó que Bermúdez desde pequeña fue depositaria de la memoria y del legado cultural de esta pareja. “La visión de la vida de esta pareja única, enmarcada en un momento único de México, confiere a esta obra un valor inmenso”, consideró el funcionario.
A la memoria de Tovar y de Teresa acudió la anécdota. “El día que el maestro Tamayo falleció en un hospital, Olga se acercó a mí y me entregó un tesoro invaluable: la almohada en la que, me dijo, Rufino dejó su último aliento”.
Con esa evocación, el titular del Conaculta dejó ver la sensibilidad humana de Olga Tamayo, pareja de vida del inmortal artista oaxaqueño.
En el acto, el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, se refirió en el sentido de que el libro describe las emociones de dos personajes excepcionales del arte, a través de la mirada de una de sus sobrinas, refiriéndose a la autora María Elena Bermúdez.
El mandatario estatal acotó que la obra refleja el talento y el humanismo de Rufino Tamayo.
Enseguida, Gabino Cué hizo propicia la ocasión para comentar a Tovar y de Teresa que hay muchas cosas por hacer juntos por la entidad oaxaqueña, cuna de Tamayo. “El maestro Rufino Tamayo fue un visionario”, concluyó.
Por su parte, la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda, calificó la obra de Bermúdez como un libro de inestimable valor cultural y humano.
“Transitar por sus páginas me ha hecho sumergir en un universo desconocido de Olga y Rufino Tamayo”, comentó, al tiempo de resaltar los elementos novedosos y frescos que contiene este ejemplar para acercarse a la pareja.
La autora, dijo María Cristina García, es la salvaguarda de la memoria familiar “y abre ventanas de la casa para ver de cerca a Olga y a Rufino, a otros personajes que los rodearon, familiares, situaciones, recetas, fotos, cartas y recuerdos”.
De acuerdo con el Conaculta, el libro es un testimonio de la unión y gran amor que prevaleció entre Olga y Rufino Tamayo, quienes formaron parte de la infancia de la autora, hija de Débora, hermana de Olga.
Rufino Tamayo, quien produjo su obra a lo largo de 70 años de manera ininterrumpida, dentro y fuera del país, es evocado junto con su pareja en este volumen, resultado de 16 años de trabajo y que no es una biografía más, sino una historia narrada a través de los ojos de la autora, quien tuvo su primer acercamiento a estos personajes, siendo apenas una niña.
Además del presidente del Conaculta, la titular del INBA y la autora, en la mesa de presentación estuvo Federico Reyes Heroles, escritor y personaje cercano a la pareja motivo de la obra y de quien llegara a ser precisamente una amistad, según reveló al inicio de su participación.
México, 12 Jun. (Notimex).