Hace 15 años, el 20 de noviembre de 1998 un cohete ruso puso en órbita su primer componente. Dos años más tarde, la primera tripulación aterrizó en la Estación Espacial Internacional (EEI), en la llamada Expedición 1.
A partir de entonces, el complejo espacial ha estado habitado ininterrumpidamente –ya va por la Expedición 38– y es el único laboratorio permanente en condiciones de microgravedad.
En este tiempo, el trabajo en el hogar humano en el espacio ha permitido alcanzar desarrollos científicos y tecnológicos que abarcan áreas como la medicina, la astrofísica o las comunicaciones. Le contamos cuáles son los cinco aportes que los científicos involucrados en las misiones de la EEI consideran más importantes.
1 – Microcápsulas para tratar el cáncer
La investigación sobre un sistema de microencapsulado electrostático (MEPS, por sus siglas en inglés) demostró que en condiciones de microgavedad se pueden producer microcápsulas con propiedades más eficientes para adiministrar las drogas utilizadas en la quimioterapia, y permitir un tratamiento mucho más focalizado.
Aunque aún no se producen cantidades de microcápsulas clínicamente útiles en la estación espacial, los científicos llevan varios años aplicando las lecciones aprendidas en el espacio para perfeccionar la técnica y lograr mejores cápsulas en la Tierra.
Una empresa comercial obtuvo la licencia para utilizar esta tecnología, y empezó a desarrollar el microencapsulado para tratar cáncer de mama. Las pruebas clínicas se harán en el Centro de Cáncer MD Anderson de Houston, Estados Unidos.
Según la Nasa, este es el aporte más relevante hasta ahora fruto de la investigación en el laboratorio espacial.
2 – Un brazo robótico quirúrgico
Con el descriptivo nombre de NeuroArm, el brazo robótico quirúrgico es un derivado del brazo robótico del transbordador espacial y de la Estación Espacial Internacional, el CanadArm, de la Agencia Espacial de Canadá.
Para su uso en el espacio, el brazo debe realizar movimientos con gran precisión durante tareas cruciales de la estación y debe funcionar en un entorno –el espacio– que no perdona los errores.
Estas características hacen que la tecnología robótica desarrollada para la EEI sea útil para la cirugía. El NeuroArm es capaz de realizar delicadas cirugías en el cerebro dentro de un tomógrafo con mucha más precisión que cualquier mano humana.
La revista especializada Journal of Neurosurgery acaba de publicar las pruebas clínicas del NeuroArm en los primeros 35 pacientes. Desde 2008, varias personas se han sometido a operaciones para remover tumores que fueron exitosas.
3 – Un sofisticado espectrómetro en busca de la materia oscura
Muchos de los efectos de la gravedad observados en el Universo no tienen una fuente de origen conocida, y a eso se llama materia oscura.
Para saber más sobre ella se creó el Espectrómetro Magnético Alfa (AMS) de la estación, el imán más sofisticado construido hasta la fecha capaz de realizar mediciones de los rayos cósmicos galácticos.
Este detector de partículas físicas de avanzada ha recolectado más de 30 mil millones de partículas que llegan desde el espacio profundo, ha medido sus energías, y lo más importante, la dirección desde la que vienen.
Uno de los tipos de partículas elementales que examina el AMS es el positrón (la antimateria del electrón). Las observaciones de positrones de entre 10 y 300 gigaelectronvoltios (GeVs) fueron publicadas en la revista científica Physical Review Letters.
Los resultados parecen indicar que esos positrones vienen de todas direcciones, no sólo del centro de la galaxia o desde afuera, y esos datos sugieren que la materia oscura se destruye y produce positrones.
Pero aún hay grandes preguntas por responder, y la información que puede obtener el AMS es importantes para intentar conocer la naturaleza de la materia y de la energía oscuras, y así revelar los misterios que aún entraña el Universo.
4 – Proyectos educativos globales
Según la Nasa, uno de los mayores logros de la EEI tiene que ver con su alcance global en materia de educación.
El número de estudiantes que han tenido contacto con emprendimientos de la EEI llega a los 43 millones y sigue creciendo. La participación estudiantil incluye a 2,8 millones de maestros y profesores en 25.000 escuelas en 44 países.
Los proyectos educativos buscan inspirar y facilitar recursos a nuevas generaciones de científicos, técnicos, ingenieros y matemáticos.
5 – La clave patogénica de la salmonela
En el quinto lugar de este ránking la Nasa destaca la investigación biológica en la estación orbital, que permitió ver que bacterias como la salmonela son más patógenas en el espacio.
Los resultados publicados en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos indicaron que los viajes espaciales alteran la expresión de la información genética y revelaron al gen responsable.
Los científicos quieren saber si la secuencia metabólica es común a otras bacterias, que podrían ayudar a entender y tratar enfermedades en la Tierra.
¿Por qué es importante? Según los científicos, las infecciones por salmonela resultan en 15.000 hospitalizaciones y 400 muertes al año sólo en Estados Unidos.
Fuente: (BBC)