Vivimos en busca de nuestro “one”, de encontrar el amor en forma de otra persona. De hecho, cuando creemos que llega, somos capaces de hacer lo inimaginable en su nombre. Pero, ¿hasta qué punto este debe ser el fin último para alcanzar la felicidad?
El amor “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”, reza un versículo bíblico. Desde pequeños, se nos ha implantado la idea de que necesitamos a otra persona para que nos complete y que el no tenerla es sinónimo de ausencia de realización personal y de una vida vacía. Crecemos idealizando el amor y nos estrellamos cuando en la adultez, a punta de golpes emocionales, entendemos que el príncipe azul no existe.

Therese Schwenkler, sicóloga, explica los 14 elementos que nunca ha entendido sobre las relaciones de pareja y que, según ella, nunca le enseñaron.

1. El valor no depende de la apariencia física. Aunque se suele decir que “todo entra por los ojos”, Schwenkler argumenta lo contrario. Según afirma, el valor de una persona no se mide por qué tan cercana se encuentre a los prototipos de belleza establecidos, sino por lo que en realidad es. Y si no, cuántas personas que no cumple los ‘estándares sociales de belleza’ nos han volado la cabeza…

2. Siempre se es lo suficientemente bueno para merecer amor. Y así es. Aquí no vale el hecho de que los más atractivos o inteligentes, por ejemplo, tengan más derecho a recibir amor que los que no son  considerados así. Cada persona debe recibir amor por ser “tal y como es”, dice la sicóloga.

3. La persona correcta valorará más el interior.Quien hace cumplidos constantemente sobre el  cuerpo de la otra persona, pero esquiva los que se relacionan con lo que verdaderamente importa; es decir, el interior, tal vez no sea “Mr. Right” o “Mrs. Right”, según afirma Schwenkler.

4. Se obtiene lo que se acepta. “Permite que te traten menos de lo que mereces y esto es lo que recibirás”. Pasar por alto aspectos tan básicos como el respeto, la honestidad y la consideración tiene consecuencias nefastas. Si desde un comienzo no se exige el trato que en realidad se merece, en un futuro, los resultados no serán los esperados.

5. La honestidad ante todo. No se puede pretender que la otra persona sepa qué es lo que queremos y en qué momento. Suponer no es la mejor herramienta en una relación de pareja. En ese orden de ideas, lo correcto es no temer decir lo que se piensa, se siente y se necesita. “Tú te mereces una relación en la que te sientas seguro al hablar sobre tus necesidades y visceversa”, asegura Schwenkler.

6. Siempre habrá otra persona mejor. “No encontraré a nadie igual” , se suele decir al dar por terminada una relación que ha dejado huella. Pues, ¡buenas noticias!, no hay dos personas exactamente iguales, pero siempre hay otra mejor. Incluso después de romper una relación afectiva, la vida da nuevas oportunidades de volver a amar, así se piensa lo contrario.

7. ¡Sí!, está bien estar solo. Otra de las ideas que se nos ha implantado en la cabeza es la de encontrar desesperadamente a otra persona para ser felices. Pues la verdad es otra. De hecho, el primer paso para compartir la vida con alguien es amarnos a nosotros mismos, tanto como para disfrutar de nuestra propia compañía.

8. Si no llama, ¿qué importa? Si te encuentras saliendo con alguien, pero esa persona no manifiesta su interés, así sea de vez en cuando, a través de llamadas, mensajes de texto o, en general, cualquier vía de comunicación, no está interesada en ti. No importa el por qué, sino el qué. Los hechos hablan por sí solos. Cambia de lugar; no te estanques en una relación sin futuro.

9. La inseguridad también puede ser una aliada. Si sientes que cuando no te llama tus inseguridades brotan a flor de piel, úsalas como un comodín; no como un enemigo. Y lo más importante, no le dejes saber que las sientes y, mucho menos, que te vea pasando un mal rato gracias a ello.

10El amor no es lo que pensábamos. Los conceptos de amor y obsesión nunca pueden ir de la mano y, por desgracia, es muy común. “Una relación es el reconocimiento de la identidad espiritual del otro”, cuenta la sicóloga. Por esta razón es que no se puede pensar que una relación es para toda la vida, si no se toma el tiempo para descubrir y amar la verdadera esencia de la otra persona, en vez de que se trate tan solo de un apego. En conclusión, el amor también debe tener una dosis de razón.

11. La importancia del respeto. Este no es un aspecto que se debe dejar a la deriva en una relación. La clave para mantenerlo es siempre decir lo que se piensa, de la mejor forma posible y, preferiblemente, a solas. Las discusiones, por más fuertes que sean, deben ir en buenos términos. No hay que pasarse de la línea divisoria para darse cuenta de que el respeto se perdió.

12. El amor por sí mismo es el más importante. Cuando alguien siente verdadero amor por su propia persona no permite que nadie lo vulnere; en este caso, alguien que acaba de conocer. Este punto también se basa en tomar las medidas necesarias para estar equilibrado física y emocionalmente.

13. El propósito de tener una relación no es encontrar a alguien que nos complete. No somos una pieza faltante de un rompecabezas, ni la “media naranja” de nadie. Por el contrario, somos seres completos que no necesitan de otro para ser felices. Esta es otra de las grandes mentiras que se dicen en nombre del amor.

14. El amor no se busca. “Amor es una práctica, un estado mental; no algo que deba buscarse en una persona o relación afectiva”, asegura la sicóloga. Para alcanzar el amor no es un requerimiento buscar a otra persona. Se debe tener claro que este empieza desde el interior de cada uno.

Fuente: Fucsia