En un pequeño salón de clases en un edificio del sur de Miami, la antropóloga cubana Mercedes Cros Sandoval imparte una lección sobre historia y cultura de Cuba, similar a las que suele impartir una vez por semana a través de la televisora del Miami Dade College, un centro universitario local.

Esta vez la escuchan 15 jóvenes venidos de la isla a la capital del exilio cubano para participar en el programa “Somos un solo pueblo” auspiciado por la estadounidense Fundación por los Derechos Humanos en Cuba del Miami Dade College (MDC).

“Yo conocí mis derechos aquí. Allá no pude ni votar. Primero estuve en contra de Fulgencio Batista y luego en contra de Fidel Castro”, dice Sandoval en una disertación sobre el concepto de democracia al grupo, que ha sido calificado como el primero de su tipo en medio siglo de tensas relaciones entre Washington y La Habana.

Entre los estudiantes está Laritza Diversent, una abogada que en la isla trabaja como defensora de derechos humanos.

“Nos estamos conectando con un país que no conocemos aunque vivamos en él. Y no sólo estamos aprendiendo de Cuba sino también de los cubanos que se han ido: entendiendo sus motivos y sus razones para poder reconciliarnos”, dijo a la salida de clase.

Su compañero de clases, el rapero Raudel Collazo, cuyas canciones son muy críticas del gobierno cubano, dice que la profesora Sandoval le está ayudando a tener otra lectura de los hechos.

“Ahora que tengo otra visión de lo que ya he aprendido, puedo decidir con cuál me quedo. Es una bonita oportunidad para sentirme en libertad de decidir en qué quiero creer”, dice el cantanta también conocido como

Aunque quienes participan en el programa aseguran que es una experiencia educativa potencialmente nutritiva para las comunidades cubanas, algunos se preguntan qué podrán hacer con los conocimientos que adquieran cuando dentro de seis meses regresen a un país con una realidad económica y tecnológica muy distinta.

Primeros en medio siglo

Laritza DiversentDiversent trabaja en Cuba como abogada independiente.

“Esta es la primera vez en más de 50 años que (estudiantes cubanos) tienen la oportunidad de cursar estudios en el exterior sin tener que comunicarlo al estado”, explica Juan Antonio Blanco, director ejecutivo del Centro de Iniciativas Latinoamericanas y Caribeñas del MDC.

La reforma migratoria que entró en vigencia en enero del año pasado permite que los cubanos viajen al exterior sólo con su pasaporte y el visado que exija el país de destino, sin tener que obtener el permiso de salida y otros documentos que anteriormente eran necesarios para salir de Cuba.

A la hora de conformar el grupo que viajó a Miami se privilegió a aquellos que han tenido problemas para acceder a la educación en la isla o cuyos trabajos han sido bloqueados por razones ideológicas.

Blanco explicó que activistas y grupos de la sociedad civil y de derechos humanos recomendaron a los organizadores quienes podían ser los participantes potenciales. Luego cada uno realizó su solicitud de manera individual.

El viaje, la estadía y las clases son financiados por la Fundación por los Derechos Humanos en Cuba, una organización no gubernamental creada en 1992 en Miami con el objetivo de “reconstruir el tejido social y cultural de las comunidades cubanas” y promover una transición no violenta a una Cuba democrática, según la definición que presenta en su sitio web.

“El programa está siendo financiado con las donaciones privadas del exilio (la fundación recibe unos US$600.000 cada año). Las comunidades de cubanos en Nueva York y Texas han colaborado, pero la mayor cantidad de dinero proviene de Miami”, afirmó Mariana Hernández, representante de la organización.

Hernández explicó que aunque en 2011 la fundación recibió una subvención del gobierno estadounidense de US$3,4 millones, ese dinero no está invirtiéndose en esta iniciativa.

Educación “degradada”

Estudiantes cubanosEl grupo inicial era de 15 estudiantes. Luego se unieron dos más.

Cuando se le pregunta a Diversant, de 33 años, por qué vino a estudiar a Miami responde que la educación en Cuba “se ha degradado mucho”.

“Muchas de las teorías que aprendí en mi país están atrasadas. Tengo un hijo de 14 años que está en nivel secundario y la mitad de los conocimientos se los tengo que impartir yo, pues los profesores son muy jóvenes -casi de su edad- y no le están enseñando correctamente los contenidos. Como los maestros tienen salarios muy bajos, viven a costa de lo que le pueden pedir a los estudiantes”, relata.

“Estar de nuevo en las aulas es muy emocionante. Creo que lo que más vamos a aprovechar es el inglés. En mi caso, me hace muchísima falta para poder interactuar con organismos internacionales y aprender asuntos relacionados con los derechos humanos que no se enseñan en Cuba. Tengo muchas ganas de progresar”, aseguró Diversant

Además de la abogada Diversent, y su colega y compañera, Yaremis Flores, en el grupo hay artistas polémicos como el grafitero Danilo Maldonado, también conocido como “El sexto”, o el rapero Raudel Collazo, cuyo nombre artístico es Escuadrón Patriota; Sayli Navarro, periodista miembro de las Damas de Blanco; el bloguero Henry Constantin.

También hay familiares de conocidos disidentes como Haisa Alicia Fariñas, la hija de Guillermo Fariñas, y Lienys Moya Soler, hija de la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, y el disidente Ángel Moya.

El grupo estudia y se hospeda en el centro de la ciudad de Miami.

“Esta no es la primera vez que vengo a Estados Unidos, ya vine antes a exponer un evento sobre la economía en la isla. La verdad es que no estoy acostumbrada a este ritmo de vida, todo va muy rápido, no sé cómo administrar el tiempo porque no estoy en mi entorno. Miami me gusta, pero extraño mucho mi casa y mi rutina de trabajo diario”, asegura Diversent.

Agentes multiplicadores

Raudel CollazoCollazo mostró el video de su canción “Decadencia”.

Fuentes vinculadas el exilio cubano han dicho, a condición de anonimato, que por sus característica, el grupo podría tener problemas a la hora del regreso, porque corren el riesgo de ser vistos con más desconfianza aún por la autoridades cubanas.

Juan Antonio Blanco, del Miami Dade College, explica que uno de los objetivos del programa es demostrar que la diáspora puede aportar más que capital financiero.

“También tienen capital humano, conocimientos, habilidades, valores, perspectivas, experiencias. Queremos que estos jóvenes regresen sabiendo cómo empezar un negocio, por ejemplo. Para el desarrollo, no basta con que se envíe dinero y se invierta”.

El MDC ofrece programas similares en los que han participado alumnos haitianos para aprender computación y enfermería y también profesores colombianos que han regresado a sus países conociendo la metodología para transmitir el inglés como segundo idioma y ahora le están sacando provecho en sus clases.

“A veces nos apresuramos tratando de dilucidar cuándo viene el cambio o cómo provocarlo, pero también hay que pensar en el día después. Cuanto todo cambie, ¿qué vamos a hacer? Para eso hace falta empezar a preparar personas desde ahora y lograr que tengan una visión más universal del mundo”.

La incertidumbre para muchos es saber en qué medida podrán sacarle provecho a lo que aprendan en Estados Unidos, en un contexto económico y profesional más limitado como el de Cuba.

Raudel, el rapero, está entre los optimistas. “Lo que aprenda aquí y en la vida lo voy a poner a disposición de mis hermanos en Cuba, para que mejoren, para que cambie la energía”.

(BBC)