pelea pareja

Aunque cada relación es un mundo aparte, existe una serie de patrones negativos que se repiten en las parejas y van en detrimento de su estabilidad. Aquí están las más comunes.

Las relaciones de amor no son siempre fáciles. O quizá es que las hacemos demasiado complicadas. Sea como fuere, si uno ha sido lo suficientemente valiente como para querer, dejarse querer, y comprometerse con la unión que se establece a través de ese sentimiento (y su durabilidad en el tiempo), hay que evitar cometer ciertos errores que actúan en detrimento de su evolución y solidez.

Así lo cree la profesora de sicología en la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos) Susan Krauss Whitbourne quien, en un artículo publicado en la revista Psychology Today, indica los nueve desatinos que generalmente se cometen en una relación.

1. Dar a la pareja por sentado. A medida que la relación prospera, muchas personas normalizan a su pareja. Se olvidan los gestos cariñosos o esas pequeñas costumbres que al comienzo del idilio se refuerzan casi a diario (¿quién no le ha llevado el desayuno a la cama a su compañero o le ha regalado flores por el simple hecho de verle sonreír?). Las relaciones amorosas hay que cultivarlas, cuidarlas y darles la importancia que merecen.

Si llega el día en el que dejas de ser detallista y amorosa con la pareja, pregúntate cómo sería tu vida sin ella y como interviene en tu bienestar emocional. No permitas que tu relación se derrumbe por falta de atención, si la persona con la que compartes tu camino contribuye a tu felicidad  a pesar de los años.

2. Desarrollar una dependencia enfermiza. Inquirir a la pareja con preguntas constantes sobre si te quiere o no, si es fuerte su compromiso con la relación o exigir persistentemente atención y muestras de afecto, ejerce el mismo efecto negativo que el error número uno. Esto significa que puede provocar el alejamiento de la persona con la que se mantiene una relación, aunque, en este caso, por desgaste emocional producto de tanta preguntadera y desconfianza.

3. Hacer partícipe a todo el mundo de la vida privada de tu pareja y los pormenores de la relación. Hay que saber discernir entre pedir consejo y apoyo a terceras personas en momentos puntuales y contar todo lo que acontecedentro de la pareja, incluidos las propias confidencias que el compañero deposita en nosotros.

Esta actitud mina la confianza dentro de la pareja producto de una sensación de falta de lealtad, además de poner en peligro el mundo que se ha construido en conjunto, algo que únicamente compete a los miembros de la relación.

4. Quejarse de la pareja con todo el mundo excepto con él. Compartir con otros nuestra infelicidad, frustración o los momentos emocionalmente bajos que se experimentan con la pareja es una actitud humana y totalmente lícita, (claro, no con todos. Recuerda el punto 3). Pero no cuando olvidamos hacer partícipe a nuestro compañero de que es algo en su forma de actuar lo que está provocando ese conjunto de sentimientos negativos.

Esta actitud puede provocar que, con el tiempo, seamos incapaces de ver las virtudes de nuestro compañero por centrar demasiado la atención en lo que nos crea malestar de él. Resulta imprescindible saber comunicar a la pareja nuestros sentimientos.

5. Desarrollar una actitud pasivo-agresiva.  Este tipo de comportamientos puede materializarse de formas muy diversas. La más común implica dar la razón contantemente a la pareja como forma de evitar cualquier tipo de confrontación con ella. Sin embargo, esta actitud cierra cualquier canal de comunicación con el compañero e impide que se expresen las verdaderas necesidades de los miembros de la relación.

6. Cuestionar constantemente la relación. Esta actitud es un signo de que la persona en cuestión duda de que la unión con su compañero vaya a durar en el tiempo, ya sea por miedos, por falta de autoestima, de confianza, o por un largo etcétera de motivos. Esta alerta constante provoca inseguridad en el otro miembro de la pareja, lo que fomenta que el compromiso en la construcción de un futuro en común, se vea mermado.

7. No tomar a la pareja en serio. Si bien es cierto que en la vida es fundamental tener prioridades, hacerle saber a la pareja qué nivel de la lista de cosas importantes en nuestra vida le hemos asignado, es algo completamente innecesario. No es imprescindible decidir en todo momento qué está por encima de qué, ni ser tan cuadriculado, ni metódico con nuestros valores. Menos aun cuando este comportamiento puede suscitar que nuestra pareja se sienta menospreciada.

8. Darse por vencido. La vida es un constante desafío y, en ocasiones, una dura lucha repleta de problemas con los que hay que aprender a lidiar. Es en esos momentos de dificultad cuando hay que ser conscientes de que el otro miembro de la pareja también sufre, padece y necesita de consuelo y apoyo, del mismo modo que nos pasa a nosotros cuando las complicaciones de la vida diaria nos asolan.

9. Falta de esperanza. En muchas ocasiones, una relación pasa por dificultades que necesitan del esfuerzo de los dos para superarlas. La sensación de desesperanza en relación con que las cosas puedan solucionarse, tiene su origen en determinadas distorsiones mentales negativas, apoyadas en frases como “si va mal ahora, irá mal siempre” o “la vida no debería ser tan complicada”. Este tipo de pensamientos fomentan el negativismo e impide ver los puntos positivos de la relación y seguir hacia adelante juntos.

Fuente: FCS