Según el Instituto de Investigaciones del Sueño, en los últimos 25 años se ha retrasado en 30 minutos la hora de acostarse. Parece haber una tendencia generalizada a extender el horario antes de irse a la cama, lo que provoca que los niños se acuesten cada vez más tarde.
Dormir menos de lo que necesitan tiene consecuencias en la salud de los niños, desde irritabilidad, problemas de conducta, hasta mayor predisposición a enfermedades graves como la obesidad y la diabetes infantil y alteraciones del sueño en la edad adulta. Por eso, es fundamental que desde que son pequeños se establezcan unas rutinas que favorezcan el sueño.
El director del Instituto de Investigaciones del Sueño en España, el doctor Diego García Borreguero, ha dicho que el 60 por ciento de los niños no duerme las 10 horas recomendadas y, de ellos, el 30 por ciento tiene síntomas de somnolencia diurna.
El sueño está estrechamente relacionado con el crecimiento en la infancia.
El crecimiento del sistema nervioso depende de la cantidad de horas que duerma el niño y de la calidad de sueño, ya que durante la primera hora de sueño se produce el 60 por ciento de la secreción total de la hormona de crecimiento.
Es por eso que la hora de ir a dormir debe ser precedida de juegos tranquilos, sin estímulos externos que alteren al niño, como por ejemplo la exposición a la televisión por la noche, pues se le envía una señal errónea al cerebro y el niño va a estar más tiempo en vigilia. En cambio, hay que proporcionarle un ambiente relajado, con música suave, luz tenue, y realizar actividades tranquilas como leer un cuento, hacer un rompecabezas y a la hora de acostarle si el pequeño se deja darle masajes y caricias.
[note color=”#e57777″] Es importante entonces establecer una hora razonable de ir a la cama para evitar que los niños se acuesten cada vez más tarde. Acomodar las rutinas familiares en función de las horas que debe dormir el niño es fundamental para conseguir un sueño saludable.[/note]