El Médico Bariatra, David Montalvo Castro, Presidente del Colegio Mexicano de Bariatría, A.C. (CMB), recomienda un equilibrio entre la ingesta y el gasto energético, tomando en consideración el origen de ese aporte energético. El peso correcto debería ser aquel en el que la persona tenga la cantidad de grasa corporal mínima indispensable sin eliminar por completo el consumo de ésta”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo y que cada año fallecen, como consecuencia, por lo menos 2,8 millones de personas adultas. Pero ¿cómo lograr un peso ideal y saludable? ¿Es suficiente con eliminar las grasas?

De acuerdo con el Médico Bariatra, David Montalvo Castro, Presidente del Colegio Mexicano de Bariatría, A.C., una persona que planea una vida saludable considera dos aspectos: peso y eliminación de grasas. Si bien ambos son importantes, el especialista enfatiza que no son del todo exactos ya que, por un lado, el peso no es sinónimo de estar sano y, por el otro, las grasas son indispensables para la vida diaria del ser humano.

El Doctor Montalvo, quien impartió la plática “La importancia de los lípidos para mantener un peso saludable”, dentro del marco del evento “Alimentando un mejor mañana”, organizado hace unos días por la firma colombiana Team Foods, recomienda que para mantener un peso saludable se debe tener un equilibrio entre la ingesta y el gasto energético. “Si aumenta la ingesta y disminuye el gasto, lo más probable es que el peso se incremente, pero si el consumo es igual al gasto, se podría obtener el peso ideal. Sin embargo las calorías ingeridas deben estar repartidas entre proteínas, carbohidratos y grasas, reduciendo el consumo de carbohidratos de moléculas simples y de elevado índice glucémico, como el azúcar y las harinas refinadas”. Además, sugiere que el peso correcto debería ser aquel en el que la persona tenga la cantidad de grasa mínima indispensable sin eliminar por completo el consumo de ésta.

No todas las grasas son iguales

De acuerdo con el Médico Bariatra, el consumo de grasa no sólo sirve para generar energía, también para dar forma a diferentes estructuras e incluso para las membranas celulares y para la producción de sustancias que regulan muchas funciones, como las hormonas y otras que intervienen en muchas funciones, como la coagulación, por ejemplo.

Aconseja no eliminar por completo su consumo, más bien identificar qué tipo de grasas hay y cuáles son dañinas para el cuerpo. Algunas de ellas son:

Grasas saturadas: Su cadena hidrocarbonada está repleta de hidrógenos, por lo que todos sus átomos de carbono tienen enlaces simples. Se encuentran en alimentos de origen animal y contribuyen a elevar los niveles de colesterol en la sangre.

Grasas trans: Son ácidos grasos sometidos industrialmente a hidrogenación que convierte grasas líquidas en sólidas y permite que duren más tiempo los alimentos que las contienen sin echarse a perder. El problema es que disminuyen el colesterol bueno y se elevan las grasas que afectan la salud.

Grasas insaturadas: Son aquellas cuyas moléculas presentan uno o más enlaces no saturados de hidrógeno y contribuyen a la salud cardiovascular.

[accordion auto_height=”false” ui_theme=”ui-smoothness” collapsible=”0″ active=”1″][accordion_panel title=”10 recomendaciones para estabilizar el peso”]Incluir en la alimentación diaria proteínas de origen animal y vegetales en proporción de 30% a 70% respectivamente. Buscar una mayor variedad en la alimentación. Por ejemplo, las ensaladas no solo son jitomates y lechuga, incluir varios tipos de vegetales en cada ocasión. Agregar a las ensaladas al menos dos cucharadas de aceite vegetal en frío (en crudo) y reducir el consumo de aderezos comerciales. Alternar los aceites vegetales durante la semana, usando aceite de oliva, de cártamo, de canola, entre otros. Hacer un poco de gimnasia básica todas las mañanas, elevando la frecuencia cardíaca al menos a 130 latidos por minuto, con calentamiento previo y estiramientos al final. Cambiar los alimentos industrializados por alimentos en su forma más natural posible. Comer las frutas de la temporada y de preferencia durante las horas en que hay actividad física, no por la noche. Evitar combinar harinas refinadas con grasas. Comer lentamente y masticar bien cada bocado. Dormir 8 horas diarias, de preferencia durante las horas de oscuridad natural. La falta de sueño altera la producción de cortisol y otros sistemas hormonales. [/accordion_panel] [/accordion]

La crónica, 19 Junio 2013.