Sol, mar, arena dorada y magia, todo eso es Mazunte, una de las playas más hermosas de la costa de Oaxaca que recibe a los viajeros ávidos de tranquilidad.
De tan sólo un kilómetro de extensión, supuestamente este lugar recibió su nombre del cangrejo azul que años atrás era muy abundante en la zona. Se cuenta también que la palabra Mazunte deriva del náhuatl “maxotetia”, que significa “por favor deposita huevos aquí”.
Pero cualquiera que sea el origen de su nombre, en realidad la belleza de Mazunte radica en sus cerros verdes, sus aguas cristalinas y su mar con vistosas tonalidades azules y verdes.
En realidad no es que esta playa sea un lugar de perdición y vicios. Más bien es un paraíso ad hoc para consentirse, para comer, para tirarse en la arena y darle rienda suelta a los sentidos sin temor al castigo divino.
El ambiente de Mazunte es predominantemente rústico, en el cual destacan construcciones hechas con materiales nobles como la palma, la madera y el adobe, lo cual permite tener un contacto directo con la naturaleza.
Precisamente por ser un sitio semi virgen, es ideal para aquellas personas que buscan relajarse admirando sus paisajes en un ambiente de calma absoluta.
Según el bolsillo y el deseo de aventura, Mazunte cuenta con diversas opciones de hospedaje para todos los gustos, desde un bungalow ecológico o una hamaca, hasta la posibilidad de acampar en huertas familiares o en la playa. También hay hostales baratos y cómodas cabañas.
En el extremo occidental de la bahía se forma una media luna bautizada como Punta Cometa o Cerro Sagrado. Desde ahí es posible observar apoteósicos amaneceres y puestas de sol. Es un lugar estratégico para las migraciones de especies marinas y aves, entre ellas las ballenas, de diciembre a marzo. También se puede apreciar la migración de pelícanos.
Punta Cometa es un santuario ecológico con una vasta biodiversidad en su montaña y sus riscos. En la época prehispánica fue un enclave militar de los aztecas, quienes erigieron una muralla de piedra a la que los lugareños llaman “corral de piedra”.
La leyenda cuenta que los aztecas escondieron un tesoro en algún punto de este lugar que durante la Colonia fue un bastión español y también fortaleza de piratas.
Cientos de personas visitan cada año el Cerro Sagrado en busca de la sanación e incluso dejan ofrendas para obtener abundancia.
Mazunte, ubicado a 264 kilómetros de la capital de Oaxaca, es reconocido además porque aquí se encuentra el Centro Mexicano de la Tortuga, que promueve la conservación de estos animales y exhibe siete de las ocho especies existentes en el mundo.
Hoy, los habitantes siguen viviendo de la tortuga pero con la diferencia de que ahora su trabajo está encaminado a protegerla.
El Centro Mexicano de la Tortuga cuenta con el Museo Vivo de la Tortuga y una fábrica de Cosméticos Naturales que no pueden dejar de visitar.
Mazunte tiene restaurantes, hoteles y cuartos en renta. Comida mexicana, italiana, japonesa, argentina y hasta francesa. Eso sí, a diferencia de Zipolite, aquí el nudismo no es tan abierto e incluso en algunos negocios se pide no mostrarse como Dios nos trajo al mundo.
El viaje no estaría completo sin una visita a San Agustinillo, a sólo cinco minutos de Mazunte, donde el oleaje algunos días puede ser adecuado para surfear, otros para nadar o quizá para el snorkel.
Otra opción cercana es playa Mermejita, un lugar virgen, a donde se llega por una brecha que surge al poniente de la entrada a El Rinconcito. Ahí el oleaje azota fuertemente, por lo que se recomienda mucha precaución.
Para enamorarse del encanto de Mazunte y percibir toda su esencia, son recomendables por lo menos cuatro días de estancia. Mazunte se disfruta lentamente, se saborea y se lleva en la piel.
Fuente: Proceso