Women on Waves practica interrupciones farmacológicas de embarazos desde hace 13 años a bordo de su embarcación. Liderada por Rebecca Gomperts, la ONG se acoge a las lagunas legales que imperan en aguas internacionales.

Su nombre no copa las portadas de las publicaciones más importantes del mundo de forma asidua y escasos son los medios de comunicación que se han hecho eco de su  hazañas (al margen de consideraciones ideológicas). Poco se sabe de ella, ya que nunca se le ha considerado una figura relevante en su área: la lucha por los derechos reproductivos de las mujeres y el acceso libre a los servicios de salud reproductiva por parte de estas.

Ella es Rebecca Gomperts, la fundadora y directora de Women on Waves, una ONG que desde 2001 practica interrupciones farmacológicas de embarazos de forma segura y gratuita a bordo del barco llamado Menina. La lógica de este proyecto se apoya en el vacío legal al que se someten las aguas internacionales. Así, el velero de 18 metros de eslora (largo), habilitado a modo de clínica móvil, navega de puerto en puerto con bandera holandesa recogiendo a mujeres embarazadas de hasta seis semanas y media, a las queofrece asistencia médica e información para, posteriormente, tomar rumbo a algún lugar en alta mar que no esté sujeto a legislación alguna y proveerlas de píldoras abortivas, si así lo desean después de conocer los pormenores se someterse a un aborto.

“Women on Waves llega al puerto del país al que fue invitado por organizaciones locales de mujeres. Al comienzo de la campaña abrimos una línea telefónica para que las mujeres que necesiten ayuda puedan llamarnos. De este modo pueden hacer una cita para navegar en el barco hacia aguas internacionales, que se encuentran a unas 12 millas de la costa (19,3 km)”, explicó Gomperts en una entrevista de la BBC.

La médica, holandesa de origen, comenzó su carrera como activista de la mano de Greenpeace y su barco Rainbow Warrior. Gracias a esta experiencia, tuvo contacto con mujeres que arrastraban grandes secuelas producto de la falta de acceso a un aborto seguro. “Llegaban constantemente en estado de shock, infectadas y desangrándose porque habían sido asistidas en abortos clandestinos que se convertían en carnicerías“, declaró en una entrevista al Daily Beast.

En 13 años de actividad, Gomperts y su grupo de profesionales de la medicina han visitado países como Irlanda, Portugal, Polonia, España y Marruecos, donde el aborto sigue siendo restringido. “El acceso seguro a esa práctica solamente es posible en el caso de personas con recursos económicos altos, mientras que embarazadas de clases sociales más bajas recurren a prácticas que implican riesgos para la salud y la vida“, aseguraba en un comunicado Woman on Waves para justificar su actuación.

Dentro de la embarcación, se aplica la legislación de Holanda a este respecto, de ahí que el servicio que ofrecen esté limitado a mujeres embarazadas de menos de seis semanas y media.

Fuente: Fucsia